martes, 31 de marzo de 2009

Episodio 16: Sevilla (II): ¡Soy un campeón!

Hola, querid@s amantes de la aventura:
Grabad este momento en vuestros monitores, porque no me veréis hablar bien de mí mismo muchas veces. Cuestión de principios, o de estupidez, lo que prefiráis. El caso es que la segunda parte de esta serie de reportajes sobre mi puente sevillano me lleva a decir que estoy francamente orgulloso de la hazaña que conseguí realizar el viernes por la mañana, después de mi ya de por sí sustancioso paseo por las orillas del Guadalquivir desde la Torre del oro a la Catedral: subí a la Giralda. Sí, sí, yo solito. No pensaba hacerlo, como no lo había hecho en la Torre del oro, pero me dijeron eso de "no hay escaleras, son todo rampas". Y en mi cerebro sucedió uno de esos momentos en que se me nubla la vista y no me lo pienso dos veces: allá que te va el nene Giralda arriba. Al principio bien. Subía sobre las alas de mi felicidad, ¡qué gusto, por qué no serán así todos los edificios! Al llegar a la rampa 14 bajaba una pareja comentando alegremente: "pues sí, son 35 rampas...". El cielo estaba raso, pero juraría que oí un trueno.
Soy una persona un pelín orgullosa, pero orgullosa en el mal sentido de la palabra. La soberbia suele costarme disgustos, pero en esta ocasión fue la que me dio la patada en el culo que me llevó a pensar que si ya había subido catorce, qué más daba otras veintiuna... Así que nada, tacita a tacita fui subiendo, parando para mirar por las ventanas o las piezas de campanas y otros elementos que se van mostrando por el camino. Los turistas que subían me iban dando ánimos, y yo les sonreía educadamente... Las últimas rampas son algo más empinadas, aunque puede ser una percepción subjetiva... Cuando llegué a la 30 ya ni siquiera sentía los riñones cargados. Perdón, cuando llegué a la 30 ya ni siquiera sentía los riñones. Y por fin llegué a la rampa número 35 de la Giralda de Sevilla. ¿Y sabéis una cosa? Sí hay escalones. Dieciséis, y grandecitos. Pero ya se veía el cielo, así que ya me daba lo mismo. Llegué arriba y al ver la ciudad desde lo alto recordé cuando subí a la Torre Eiffel (no, esto no fue andando). Por ponerme poético y añadirle épica a mi historia diré que las campanas me recibieron con júbilo, pero en realidad es que eran las dos en punto, y sonaron porque tenían que sonar. Y sonaron fuerte, por cierto.
Bien, después de hacer unas cuantas afotos, con el permiso de los turistas que copaban los escalones de subida a los miradores (que tampoco eran bajos, precisamente), emprendí el camino de bajada pensando qué iba a zampar, tan contento de la paliza que me había dado para conquistar Sevilla desde arriba. Tardé mucho menos en bajar que en subir, ya se sabe que el camino hacia abajo siempre es más rápido que hacia arriba, y me zampé un salmorejo con jamón y unas gambas que ole. Por la tarde estaba derrengao (me encanta la palabra derrengao), así que me metí en el cine a ver Watchmen. Pero eso ya es para otro boletín.
¡Un sudoroso saludo!


P.D.: por si hay algún incrédulo, aquí están las pruebas:
Sevilla desde la rampa 20 (o así)

Sevilla desde lo alto de la Giralda.

Cabe ver la noche, el sol y tierra extraña;
con la firme persistencia como pies.
Contra la luz pegajosa y aledaña,
el viajero conociendo la ciudad.
De su vía ha extraido la arrogancia,
desde luego su camino es poseer;
en su ruta no hay inercia e ignorancia,
el viajero asimilando la ciudad.

El viajero. Seguridad social.

domingo, 29 de marzo de 2009

Episodio 15: Sevilla (I)

Hola, cyberturistas:

Cuánto tiempo, ¿eh? Entre el viajecito del finde pasado y lo agobiado que estoy con mis asuntos, he tenido poco tiempo, pero prometo enmendarme. Buen momento este para advertir que no siempre cumplo mis promesas. Bueno, al turrón.
No voy a perder el tiempo diciendo que Sevilla es una ciudad muy bonita y muy turística (hay casi más señales de hoteles que de calles), porque eso lo sabe todo el mundo, pero sí voy a decir que es muy singular. Es una gran ciudad, no cabe duda, y me refiero al tamaño en este caso, pero parece, por su blancura, por sus laberintos de calles cortas y estrechas, por lo decorado del letrero de las mismas estilo mosaico, una ciudad mucho más pequeña, o incluso un pueblo.
Es, además, una ciudad tremendamente abierta. Da gusto caminar cuando el tiempo acompaña, que sospecho que es gran parte del año, y sobre todo da gusto que la mayoría de sus sitios más renombrados estén al aire libre. La catedral, enorme, merece una mañana, pero yo disfruté aún más en los magníficos patios de los Reales Alcázares y paseando por la Plaza de España, cruzando sus puentes y observando con curiosidad el lugar reservado a cada provincia española.
Y el detalle más interesante de la singularidad sevillana es sin duda que la belleza se puede encontrar casi en cualquier parte. Uno se acerca a un edificio ornamentado atraído desde lejos por sus ventanales o sus arcos y cuando lo tiene cerca descubre que es una sucursal bancaria, un hotel o incluso un centro comercial. Y claro, foto al canto. Casi 250 en cuatro días. Y eso que me quedé con ganas de ver la Casa de Pilatos y las ruinas de Itálica. Buena excusa para volver.
La canción de hoy es muy obvia, así que disfrutadla y hasta la próxima, viajer@s.

El corazón que Triana va
nunca volverá
Sevilla...
con que pasión te enamorará
y te embrujara
Sevilla...

Sevilla. Miguel Bosé

P.D.: No he mencionado nada de lo bien que se come en Sevilla, ¿verdad? Pues se come de muerte.

domingo, 15 de marzo de 2009

Episodio 14: Como decíamos ayer...

Buenas noches, mi numerosíiiiiiisimo grupo de lectores:

El fin de semana ha sido de lo más entretenido, por lo que no he tenido demasiado tiempo para dedicar a este noticiario. Así que, como hacen los grandes escritores, me autoplagio y aquí os pego algo que escribí hace mucho, pero que, por desgracia, parece seguir vigente. El finde que viene me voy de viaje, así que intentaré dejaros alguna nota de amor durante la semana. Que disfrutéis.
Malo mola
Hace poco leí en una entrevista al actor Daniel Brühl que le encantaría que le ofrecieran papeles de malo, pero que aún no lo había conseguido. En otras ocasiones otros actores han manifestado lo interesantes que les resultan los papeles de villano, porque suelen ser papeles mucho más complejos y multifacéticos que los del héroe, que tiende a ser plano, "blandorro" o cursi. Definitivamente, el ser humano se siente más a menudo de lo que parece tentado por el "lado oscuro", tan de moda estos días. Habitualmente en nuestros días se representa el infierno como un lugar lleno de gente pecando, entregándose a la lujuría, gula, desenfreno y todo aquello que la Iglesia considera pecado y nosotros placer. Mientras tanto, el cielo se representa como un aburrido lugar lleno de nubes y angelitos tocando la lira.

Desde luego, soy la persona menos indicada para juzgar a los demás, pero creo que esta tendencia sólo es posible si no pensamos en el verdadero significado de la maldad, que no es otro que sentir regocijo haciendo sufrir a los demás o contemplando su sufrimiento, y que esta idea se toma hoy en día con demasiada frivolidad. Ser "malo" puede parecer realmente apasionante, sobre todo pensando que el que hace daño a un semejante está ejerciendo un dominio sobre él, y el poder es un vicio para el ser humano. Una adicción, más que un vicio. Pero el sufrimiento, provocado o contemplado, no tiene nada de digno. Es muy fácil destrozar una vida, física o moralmente. Es mucho más difícil reconstruirla.

Seguramente habréis oído alguna vez la frase "es tan bueno que es tonto" (sé que utilizo demasiadas frases hechas, pero no soy lo suficientemente hábil para hacer famosas las mías), y la verdad es que más de una vez al realizar una buena obra podemos llegar a sentirnos así, sobre todo a los ojos de los demás, puesto que muchas manifestaciones de bondad consisten en poner a los demás por delante de nosotros a la hora de recibir el bien, ya sea material o no. El deseo de acaparar y ser el primero son muy fuertes. Sin embargo, creo que tras realizar una buena acción por el prójimo, uno siente algo de paz interior, y ese me parece un premio nada despreciable. Por contra, saberse malvado parece llevar consigo algo de soledad, desesperación e incluso miedo. Naturalmente, hay muy pocas personas que sean totalmente buenas o malas. La mayoría nos movemos en un término medio, puesto que no somos otra cosa que animales, aunque algo más inteligentes que la media, y la mayoría de nuestras acciones están dominadas por instintos e impulsos puntuales. Tildar con rapidez a una persona de santo o demonio resulta una temeridad, aunque a la hora de hacerlo pesan los hechos más "grandes", es decir, con mayores consecuencias, que dicha persona haya cometido a lo largo de su existencia.

Por desgracia, el hecho de que uno se ponga del lado de los buenos no le garantiza el éxito en la vida ni el beneplácito del resto del mundo, sobre todo porque la maldad, sobre todo si es de "baja intensidad" tiene mejor publicidad, e incluso reviste un halo de importancia mayor que la bondad. Y si no, mirad qué tipo de noticias dominan los telediarios...

Cuando soy buena, soy muy buena. Cuando soy mala, soy mejor.
Mae West.

Episodio 13: Uno de los nuestros

Hola, camaradas:
La Copa del Rey de baloncesto del 2006 tuvo un invitado sorpresa. El Barça dio una lección a sus rivales y sobre todo al Real Madrid en la final, y alguien sorprendió por encima de los demás durante la competición. Ese alguien era Jordi Trías. Un 4 ágil y sobre todo polifacético, que podía jugar en la pintura y por fuera, con buena mano y defensa pegajosa. Trías fue galardonado con el premio al mejor jugador de la Copa, y durante la Liga siguió mostrando su buena forma. Con la llegada del verano, Pepu Hernández se acordó de él, aunque probablemente no tuvo que hacer mucho esfuerzo para acordarse, y le incluyó en la lista de jugadores que prepararían el Mundial de Japón. El gerundense no llegaría a estar entre los doce que hicieron historia, pero fue una muestra de que estaba ahí y había que contar con él.

La temporada siguiente, la solidez de Trías ya no era una sorpresa para casi nadie, y de nuevo volvió como "invitado" a la Selección para preparar el Eurobasket que se jugaba en casa. Y esta vez no resultó todo tan fácil como cabía suponer. En lugar de volver a casa durante los amistosos de preparación, como le había ocurrido el año anterior, tuvo que quedarse hasta el último momento en la concentración esperando noticias. La lesión de Jorge Garbajosa tenía al grupo (y a los aficionados, y a la prensa) en vilo, y los problemas con Toronto, el famoso seguro, etc., hicieron que dependiese de apenas un día que el catalán jugase el europeo si el madrileño no estaba en condiciones físicas o si no llegaba a un acuerdo con su equipo de la NBA.

Y ahí le veíamos en el banquillo, casi invisible, partido tras partido, preguntándonos qué le pasaría por la cabeza ante lo que se le venía encima. O jugar un torneo en casa con la selección campeona del mundo y sustituyendo a un hombre que había estado en el mejor quinteto del Mundial, o abandonar sin más la concentración y ver los partidos en la tele. Durante esa tensa espera, al bueno de Jordi no se le vio torcer el morro, ni tirar una toalla con rabia, ni mucho menos se le oyó decir ni mu. El desenlace ya lo sabemos, Garbajosa jugó el Eurobasket y se acordó en sus declaraciones del jugador del Barça, que ojalá no hubiera tenido que irse.

La semana pasada, Jordi Trías jugó 12 minutos en la apabullante victoria contra Estudiantes. No llevo los números a rajatabla, pero es posible que fuese uno de los partidos en que más minutos ha jugado esta temporada. La llegada de Xavi Pascual al banquillo blaugrana le ha quitado presencia en el equipo, como en su momento le quito presencia Dusko Ivanovic a Marc Gasol. Teniendo en cuenta lo que hemos visto hacer a Jordi en el campo, y teniendo en cuenta la maravillosa temporada que está haciendo David Andersen, por ejemplo, se nos antoja que igual podría jugar un poquito más. Pero él sigue sin piar. Marc Gasol buscó fortuna en otro equipo y consiguió sus frutos, ahora titular en la liga americana y permitiéndose cantar las cuarenta a sus compañeros menos motivados en Memphis. Aún no sabemos qué camino escogerá Jordi, pero le deseamos lo mejor, se lo merece como persona y como jugador.

No recuerdo si el ínclito Andrés Montes le puso un apodo a Jordi Trías, pero creo que yo le pondría Goodfellas, como la película de Scorsese. Porque es un buen compañero, porque es uno de los nuestros.
Salud y larga vida a los humildes.

Hope you find it baby
What you're looking for
Doesn't really matter
If you're rich or poor
'Cause you've had your day
Yes you had your day.

Turns the love to anger. Erasure.

domingo, 8 de marzo de 2009

Episodio 12: Popurrí, popurrí!

Hola, apreciad@s lector@s:
Tan solo unas notas antes de irme a la cama. Podéis tomarlas como lectura ligera para antes de dormir:

-Estoy vivamente intrigado por saber cómo va a ser la política en el País Vasco a partir de ahora.

-Me asombra la flexibilidad de TVE: el sábado el partido de dobles de la copa Davis no había acabado a las 18:15, hora prevista para el comienzo del partido de baloncesto Real Madrid-DKV Joventut. Sin embargo, en la 1, el programa Cine de barrio y su reposición de una película de Lina Morgan fueron totalmente puntuales, dejándonos sin el primer tiempo del partido casi entero.

-Dicho partido estaba siendo emitido desde el principio por Teledeporte, pero hace un par de semanas se me estropeó el decodificador de TDT. La tecnología punta a veces es tecnología puta.
-Por cierto, enhorabuena a Nadal y el resto del equipo español, faltaría más. Estamos tan mal acostumbrados últimamente...

-Felicidades también, y más aún, a todas las mujeres, sea su día o no.

-En el canal Odisea van a emitir un reportaje (o varios, no sé) sobre la historia de la caca. Los documentales ya no son lo que eran...

-Publicidad: La contribución social está de moda en las grandes marcas. Esta semana he encontrado, simplemente levantando la tapa, que una margarina colabora para erradicar el hambre en África y un yogur trabaja con Cruz Roja. Será parte del negocio, pero a mí me parece bien que lo divulguen. Mientras sea cierto, claro. Ojalá fuera fácil comprobarlo.

-Y el anuncio del vómito ahí sigue, tan campante. Se ve que nadie se ha quejado, como cuando quitaron el anuncio de desodorante en el que una doctora olisqueaba a un paciente, o ese otro de bocadillos con esa canción tan graciosa en la que se ironizaba sobre la vida campestre. Está claro que el sentido del humor va por barrios o por gremios.
Felices sueños a tod@s!

Woman, I can hardly express,
My mixed emotion at my thoughtlessness,
After all I'm forever in your debt,
And woman I will try express,
My inner feelings and thankfullness,
For showing me the meaning of success.

Woman. John Lennon.

Episodio 11: Dexter y Greg

Buenas tardes, querid@s televidentes:
Dexter quiere ser normal. En un mundo en el que cada vez es más difícil utilizar el término "normal" para referirse a lo general, puesto que la tecnología y cambios sociales hacen más patentes nuestras diferencias individuales, Dexter Morgan quiere ejercer tranquilamente su trabajo como forense, pasar desapercibido sin meterse en líos por la vida y disfrutar al lado de su novia y su hermana. Como cualquiera de nosotros, salvo por un pequeño detalle, claro. Dexter es un asesino en serie. La rutina del día pasa por la noche a convertirse en caza y captura del malhechor en busca de otra gota de sangre para su colección. Sin embargo, su confesa incapacidad para sentir algo va poco a poco dejando paso a una naturaleza humana tan "normal" como la de cualquier otra persona. Aún estoy atrapado en la primera temporada de la serie, así que voy descubriendo más despacio que vosotr@s la lucha interna de Dexter entre el tipo de la calle al que le gusta hacer barbacoas y el despiadado carnicero al que lo que le gusta es degollar al cerdo. Pero esa lucha por espantar demonios, por arrinconar a la bestia que anida en las entrañas de cada cuál, la misma lucha que llevamos todos a cuestas, es lo que le hace admirable, lo que consigue atraer al espectador hacia su de momento enfermiza vida, y lo que provoca que, de manera increíble, un asesino nos caiga bien.

En la otra cara de la misma moneda está el doctor Gregory House, Greg para los amigos (ah, no, que no tiene...). House se divierte siendo un ogro con sus empleados (y la sinsangre de su jefa) y machacando, cuando no ignorando, a sus pacientes, mientras, eso sí, se devana los sesos encontrando la forma de salvarles de la enfermedad que intenta acabar con ellos y que, indefectiblemente, no es lupus. House también lucha, pero de una forma invisible. Se lleva a casa sus frustraciones y lo paga con su guitarra o circulando a toda pastilla en su moto, mientras que su día a día es un ruidoso y continuo cabreo con el mundo, y el que se le acerca lo paga con el látigo de su sarcasmo o siendo víctima y en ocasiones cómplice de sus desquiciantes tácticas para salirse con la suya bordeando lo legal, lo moral y lo humanamente soportable. Sólo cuando se ha pasado de la raya mucho más de lo que se le permitiría a cualquier persona, al fin y al cabo es un genio de la medicina y el protagonista de la serie, su armadura muestra algunas grietas de esa "normalidad" entendida de la forma habitual, y que hace que House también nos caiga bien a pesar de ser un... auténtico gilipollas.

Diría que la moraleja de este episodio es que todos somos un poco Dexter y un poco Greg, pero no lo voy a decir, porque ya lo habréis adivinado, así que me despido deseándoos una lucha fructífera contra lo que sea que luchéis y emplazándoos a un nuevo episodio, donde a lo mejor os hablo de la inquietante capacidad de Jessica Fletcher para atraer a la muerte...

It is the key to all the doors,
it is the crashing on the shores,
it lives in your steering wheel,
it hides in the wind and rain,
with voices as cold as steel.
It's calling your name,
it is the smile upon his face
it is the winning of the race,
it lives in the red-alert.
It lives in the power game,
it's easy to take to heart
but harder to tame.
This is the nature of the beast.
Nature of the beast. Spandau ballet.

jueves, 5 de marzo de 2009

Episodio 10: Bocachancla

Buenas tardes, querid@s contertuli@s:
Yo, vaya usted a saber por qué, nunca he sido de hablar mucho. No recuerdo haberme llevado grandes broncas en clase por ser hablador, y en la actualidad, casi todo el mundo me achaca que "es que no me cuentas nada". Pues como pone en el encabezamiento de este noticiario, no sé si tengo algo interesante que contar, y, francamente, cuando se me ocurre algo ingenioso que decir que agrade al interlocutor de turno (mi máxima aspiración en el mundo), o se me adelantan, o no es buen momento... Porque la verdad es que, para lo poco que hablo, tengo la molesta tendencia a meter la pata. Prefiero no ahondar más en el tema de momento. Baste la anécdota de que, estando en 5º o 6º de EGB, a algún compañero se le ocurrió decirle al profesor de religión que sería buena idea ver en clase la película Los diez mandamientos. ¿Y quién saltó diciendo "hala, pero si dura cuatro horas!"? Aún, algunas frías noches de invierno, siento su mirada clavada en mi nuca...

Esto viene a colación porque, en poco más de una semana, por alguna conjunción rara de los astros o por cualquier otra razón (a lo mejor es parte del negocio), a la gente le ha dado por decir tonterías a mansalva. Empezó Vicente Boluda, el presidente del Real Madrid, con aquello de que al Liverpool le iba a caer un chorreo. Consecuencia: Real Madrid 0-Liverpool 1. Lejos de achantarse, un error lo tiene cualquiera, el propio Boluda ha declarado hace poco que el Madrid sólo está a un punto del Barça, porque da por ganado el próximo derby. Empieza a oler a manita...

Después, el presidente Zapatero tuvo su famoso e infortunado desliz hablando del turismo en Rusia. Para el que aún no se haya enterado, dijo "afoyar" en lugar de "apoyar". Escuchado queda mucho más gracioso, creedme. Y qué podemos decir, esto es España y se harán chistes del asunto hasta que los juegos olímpicos sean en Madrid. Yo, como no soy malpensado, no voy a mencionar las palabras traicionar ni subconsciente, faltaría más. No es sino un lapsus linguae, y todos sabemos que los miembros y miembras de nuestro Gobierno no suelen meter la pata cuando hablan.

Y la última gracia, de momento, la de otro presidente futbolístico, que no futbolero, me temo. El señor José María del Nido, presidente del Sevilla, diciendo que se iban a "comer al león desde la cola a la melena". Respuesta de la afición del Athletic de Bilbao, los leones en cuestión, tras eliminar al Sevilla en semis de la Copa del Rey: "¡del Nido, cómeme el rabo!". Glorioso.

No me voy a atribuir como una virtud mi escasa capacidad de comunicación, pero me parece tanto o más defecto la capacidad de algunas personas para hablar de más. O bien para hablar a destiempo, o para hacer de un simple chascarrillo una novela más larga que El señor de los anillos. Y, desde luego, tengo claro que aún peor es el gran interés que tienen esas mismas personas en hablar de terceros cuando terceros no está delante para replicar.

Si tales defectos fueran sólo propios de gente de la calle, no pasaría de ahí. Corrillos, mentideros, reuniones vecinales... Lo malo es que los bocachanclas se han echado a la calle y han decidido destapar su inoportunismo, incultura o, directamente, estupidez, en la tele. Y conste que no lo digo por ninguno de los anteriores, a los que les ha tocado ejercer de cabeza de turco en este caso por su popularidad. La maledicencia, los falsos augurios, los rumores intencionados, son patrimonio de aquellos que quieren hacerse notar a base de hablar cuando, donde y de quién no deben, llevándose un dinerillo por ello y arrastrando a nuevas generaciones de bocachanclas que hagan imperecedera la costumbre y ya de paso renueven el diccionario con palabros originales.

Total, que en este santo país hay libertad de expresión desde hace mucho tiempo, ahora sólo nos falta aprender a usarla...
Sed felices y ya sabéis: hablar bien es gratis; no seáis tacaños.

Talking makes us human, that's what I was told
So why do I find it so difficult to let my feelings unfold?
If that's what you need. Genesis.

domingo, 1 de marzo de 2009

Episodio 9: No me digas que no te gusta el baloncesto (I)

Buenos días, querid@s jugon@s:
Pretendo hacer un salto hacia atrás en el tiempo contando mi historia con el baloncesto, ese deporte tan afortunadamente desconocido para muchos. De ahí que este boletín tenga dos partes. En la primera me referiré simplemente a la Copa del Rey celebrada la semana pasada en Madrid.

Es una perogrullada decir que las eliminatorias a un partido son mucho más emocionantes que las fases regulares. En un partido te lo juegas todo, no te puedes esconder ningún as en la manga ni reservar una pizca de energía, porque antes de darte cuenta, podrías estar fuera. No sucede así en una liga en la que hay que jugar 34 partidos, donde en muchos de ellos un equipo puede intentar contemporizar, especular incluso, calculando las posibilidades de sus contrincantes en los demás partidos de la jornada e intentar prever las consecuencias. En competiciones como la Copa, o pierdes o ganas.

Esto no evita, sin embargo, que algunos equipos intenten racanear en el marcador exprimiendo la posesión hasta el último segundo, esquilmando las tácticas defensivas e intentando destruir el juego del contrario más que crear el propio. Afortunadamente, lo visto en el Palacio el pasado fin de semana fue todo lo contrario. Cada uno de los ocho equipos se vació en cada partido, y eso dio lugar a un auténtico espectáculo, con jugadas memorables, tanteos más que aceptables e igualdad general. Únicamente el Tau se mostró superior en sus partidos previos a la final, logrando distanciarse. En los otros partidos se vio alternancia casi en todo momento, decidiéndose el resultado en el último cuarto. Los equipos teóricamente víctimas, Kalise o Pamesa, no se achantaron en ningún momento, y Estudiantes estuvo a punto de dar un vuelco a la competición eliminando al Joventut y poniendo las cosas complicadas a Unicaja en semis. Toda una orgía de baloncesto, vamos. Que el Madrid fuera eliminado a las primeras de cambio no se puede decir que fuera una sorpresa, no todos los días se puede hacer una gran remontada. Más sorprendente fue la superioridad que mostró el Tau para eliminar al verdugo de los locales, el Barça, con un Navarro que no pudo repetir su gloriosa actuación de cuartos.

Y el domingo, llegó la final. Tau-Unicaja. En las últimas jornadas de liga el Unicaja está realizando unos partidos estupendos, con el único pequeño defecto de que pierde demasiado. Aún así, siempre da la sensación de que en cualquier momento te la puede liar. Y del Tau no se puede decir más que lidera el baloncesto europeo con una suficiencia desesperante para los rivales. Con una rotación de apenas ocho jugadores y sin casi usar a joyas como Stanko Barac o Fernando San Emeterio resuelve los partidos de una manera o de otra, como menos te lo esperas. O te machaca Splitter desde dentro, o lo hace Rakocevic desde fuera. Es una lástima que no tenga más seleccionables de verdad.

Y qué final, amig@s. No hubo un momento en que se supiera quién iba a ganar. Los dos equipos mordían en cada ataque, y se notaba la concentración y la tensión de los jugadores. Aíto no sacó a Kelati, que le había dado buenos resultados en anteriores eliminatorias, en todo el partido, y Cabezas tampoco se mostró todo lo que suele. Se llegó a la prórroga con Splitter y Rakocevic eliminados por faltas en el equipo vasco, y en ésta dominaron los tiros libres. Welsch por los malagueños y Vidal por los vitorianos mantenían el resultado parejo, pero el jugador decisivo fue Pete Mickeal, con la canasta final y un tapón a triple de Berni que podría haber acabado con Unicaja ganando en el último segundo. Hace tiempo que no veía un 100-98 en un partido ACB, y, francamente, podría acostumbrarme...

El premio al mejor jugador fue para Mirza Teletovic, algo curioso, no porque el bosnio no merezca un premio, sino porque en el equipo ganador se lo podrían haber llevado desde los "fijos" Splitter y Rako hasta Vidal y el "salvador" Mickeal, mientras que de haber ganado los andaluces, Haislip y Archibald habrían sido favoritos. El año que viene espera Bilbao, y casi deseamos que se haga corta la espera si el espectáculo se parece al de este año.
Showtime!

Una derrota peleada vale más que una victoria casual.
José de San Martín.