miércoles, 8 de diciembre de 2010

Episodio 80: Acaba2

Hola, intelectuales:
¿Sabíais que hay gente que no tiene tele en su casa? Sí, sí, lo he leído. Algunos incluso están orgullosos y se atreven a decirlo públicamente. Insensatos... No, en serio, yo no es que la vea mucho, apenas tres o cuatro horas al día, pero sería incapaz de vivir sin televisión, ¡menuda incertidumbre! ¿Qué receta habrá hecho hoy Arguiñano?, ¿durará ya más la información deportiva que la general en el telediario, o solo les dedicarán el mismo tiempo?, ¿habrán vuelto a emitir Pretty woman? La tele es una de esas cosas que conviene tener, aunque no se le haga mucho caso, por si algún día ponen algo interesante.

Esto viene, digamos, como metáfora, porque he leído hace poco que La 2 de Televisión Española está pasando por horas bajas en cuanto a audiencia, y alguien se ha atrevido a insinuar que peligra su continuidad, lo que me parece del todo inaceptable. La 2 es, como la irreductible aldea gala de Astérix, un espacio cercado a salvo de garrulerías del corazón, sin tertulianos estridentes y sin telefilmes de adolescentes acosadas con bebés secuestrados por plagas de insectos maltratadores. Algo raro hoy en día, vaya. Si hasta emite programas dedicados a las matemáticas, ¡exculsivamente! Y aunque todo el mundo diga que ve Los documentales de la 2 y Redes y todo el mundo mienta, una cadena así es necesaria para que una sociedad decadente y deprimida conserve un mínimo de dignidad y cordura. Que haya un canal de televisión dedicado a la cultura al alcance de todos, con programación infantil de verdad, con cine clásico en horario de máxima audiencia (único canal nacional que lo emite. Sí, aparte de Intereconomía...) y con un concurso como Saber y ganar, uno de los decanos de la programación en España, y que, por cierto, durante mucho tiempo, ignoro si aún será así, ha sido el programa con más espectadores de la cadena. Daría lástima verlo terminar de una forma tan triste, aunque tampoco soy objetivo al respecto.

También es verdad que La 2 ha mostrado cierta falta de interés por acumular seguidores. El eslogan "Para una inmensa minoría" sólo es sostenible más allá de una pose si hay un buen colchón financiero para mantener el estilo de vida, y dudo que hacer alguna concesión de cara a la galería de vez en cuando hubiera perjudicado al ente. José Luis Garci confesó en una entrevista que intentó programar E.T. en su espacio de cine y le dijeron que era demasiado comercial para el canal... Renunciar a los deportes tampoco me parece que haya sido una buena idea, puesto que ambos se beneficiaban con el intercambio, y algo similar sucede con las series norteamericanas, pero probablemente la causa principal de la mala situación sea la falta de publicidad para financiar unos contenidos tan poco mayoritarios. Una vez más, se diría que los que manejan el dinero estaban pensando en otra cosa.

Pues sea lo que sea, ya pueden espabilar, porque La 2 es y ha sido siempre como un refugio antiaéreo: puede que sólo haga falta usarlo en casos de emergencia, pero, como la tele de antes, viene bien que esté ahí. Por seguridad o por higiene mental. Porque si se acaba La 2, (casi) todos estaríamos un poquito acaba2. 
¡Hale, a leer un libro!

sábado, 20 de noviembre de 2010

Episodio 79: Viejuno que va...!

¡Hola, quintos!
Ya sé que no debería incluir estas tonterías en una serie tan seria y sesuda como esta, pero me lo mandaron el otro día en uno de esos e-mails que se mandan indiscriminadamente a todo contacto vivo, y al viejuno que hay en mí, y que se me está apoderando, le hizo gracia. O algo.
Enjoy:

Cuarenta años de diferencia


Escenario: Tienes que hacer un viaje en avión.
Año 1969: Te dan de comer, de beber y los periódicos que quieras. 
Año 2009: Entras en el avión abrochándote el cinturón de los pantalones que te han hecho quitar para pasar el control, te sientan en una butaca en la que si respiras profundo le metes el codo en el ojo al de al lado y si tienes sed el azafato te ofrece una carta con cuatro latas a precio de oro. Si protestas, cuando aterrizas te meten el dedo por el culo para ver si llevas drogas.

Escenario: Manolo tiene pensado ir al bosque después de clase. Al entrar al colegio le enseña una navaja a Pancho con la que pretende hacer un tirachinas.
Año 1969: El subdirector lo ve y le pregunta donde la ha comprado. Le enseña la suya, que es antigua, pero mejor.
Año 2009: La escuela se cierra. Llaman a la policía, que se lleva a Manolo al reformatorio. Antena 3 y Tele cinco presentan los informativos de las 15:00 desde la puerta del colegio.

Escenario: Disciplina escolar
Año 1969: Haces una putada en clase. El profesor te mete dos hostias. Al llegar a casa tu padre te arrea otras dos.
Año 2009: Haces una putada. El profesor te pide disculpas. Tu padre le monta un pollo al profesor y a ti te compra una moto para el disgusto.

Escenario: Fran y Marcos se reparten unos puñetazos después de clase.
Año 1969: Los compañeros los animan, Marcos gana. Se dan la mano y terminan siendo colegas.
Año 2009: La escuela se cierra, Tele cinco proclama el mes antiviolencia escolar. El periódico 20 minutos dedica cinco columnas al asunto y Antena 3 aposta de nuevo a Matías Prats en pleno temporal frente a la puerta del colegio para presentar el telediario.

Escenario: Luis rompe el cristal de un coche en el barrio; su padre saca el cinturón y le pega unos buenos azotes con él.
Año 1969: Luis tiene más cuidado la próxima vez, crece normalmente, va a la universidad y se convierte en un hombre de negocios.
Año 2009: Arrestan al padre de Luis por maltrato a menores. Sin la figura paterna, Luis se une a una banda. Los psicólogos convencen a su hermana de que el padre abusaba de ella y lo mantienen en la cárcel de por vida. La madre de Luis se enrolla con el psicólogo. Mercedes Milá abre la final de Gran Hermano con un discurso relativo a la noticia.

Escenario: Juan se cae mientras echaba una carrera y se araña en la rodilla. Su profesora, María, se lo encuentra llorando al borde del camino. María lo abraza para confortarlo.
Año 1969: Al poco rato, Juan se siente mejor y sigue jugando.
Año 2009: María es acusada de perversión de menores y se va al paro. Se enfrenta a tres años de cárcel. Juan se pasa cinco años de terapia en terapia. Sus padres demandan al colegio por negligencia y a la profesora por trauma emocional, ganando ambos juicios. María, en paro y endeudada, se suicida tirándose de un edificio. Cuando aterriza, lo hace encima de un coche y también rompe una maceta. El dueño del coche y el dueño de la planta demandan a los herederos de María por destrucción de la propiedad. Ganan. Tele cinco y Antena 3 producen juntos la película y definitivamente el plató de los informativos ya queda emplazado en medio de la calle.

Escenario: El fin de las vacaciones.
Año 1969: Después de chuparse una caravana del copón con toda la familia metida en un seiscientos tras un mes de vacaciones en un apartamento cochambroso de la costa, se terminan las vacaciones. Al día siguiente se trabaja y no pasa nada.
Año 2009: Después de volver de Cancún, en un viaje todo pagado, la gente sufre trastornos del sueño, depresión y amenorrea.

Conclusión: Nos hemos vuelto gilipollas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Episodio 78: Las mujeres al poder

¡Hola, chicas!
Desde hace una semana más o menos Dilma Rousseff es la nueva presidenta de Brasil. Si la Wiki no falla, es la cuarta mujer en Latinoamérica y la decimocuarta en el mundo que ostenta el puesto en la actualidad. A estas alturas de la Historia ya no debería sorprendernos que una mujer gobierne una nación, desde Cleopatra a Golda Meir, Benazir Bhutto o ¿la reina de Saba? Igual he visto demasiadas películas. Pero parece que hay necesidad de enmarranar la situación recordándole a Dilma que va a tener en la nuca el aliento del muy carismático Lula da Silva, e incluso hay quien duda de la autoría de las decisiones de la nueva mandataria. Aunque ningún signo de enmarranamiento debería sorprenderme en el mundo de la política, pero en fin. El tema es que es de congratularse que los brasileños tengan a partir de ahora una nueva perspectiva de gobierno, y habrá que aprovechar las circunstancias para que el mundo saque conclusiones.


En aquellos maravillosos años que se llamaron "los 80", en los que parecía que todo iba a salir bien, que se iban a eliminar las armas nucleares, que por fin caía el muro de Berlín, que todos nos concienciábamos de la necesidad de reciclar por el famoso agujero de la capa de ozono, se hizo una versión de la canción "With a little bit of luck" de la banda sonora de la película My fair lady, que decía "las mujeres al poder, las mujeres al poder, y las cosas marcharán muy bien...". Será porque aún no han alcanzado su máxima cota de poder, porque allí donde lo tienen hay mucho hombre de por medio o porque Hillary Clinton aún no gobierna en Estados Unidos, que al fin y al cabo es quien manda, pero con las mujeres al poder las cosas no han acabado de ir mejor. Y es una pena.


Tampoco conviene tirarse de los pelos. Las cosas han cambiado bastante desde la época de las sufragistas, y hasta desde la época de la quema de sostenes, pero por mucho ministerio que se quieran inventar, no tiene pinta de que la mujer haya alcanzado su cima en la escala laboral (o al menos salarial), y aún he conocido compañeras de trabajo que dicen que prefieren currar con hombres a hacerlo con las de su mismo sexo. Igual me equivoco, pero por si no hubiera suficiente con el peso del yugo masculino sobre sus cabezas, las damas también se dedican a ponerse la pierna encima para no levantar cabeza. Pido humildes disculpas por la referencia "cultural".

Por si fuera poco, recientes datos aparecidos en los medios de comunicación (o sea, en el telediario) afirman que el cáncer de pulmón se está disparando entre la población femenina. ¿Y esto qué tiene que ver? Pues... a ver cómo lo explico... lo mismo son cosas mías, pero... ¡las mujeres se están convirtiendo en hombres! ¡Huyamos! Sí, amigos, al machista que hay en mí fumar le sigue pareciendo cosa de tíos. Y está claro que si las mujeres fuman es básicamente porque pueden y porque les da la gana, y no hay más que añadir, pero algo me dice que, en el asalto a la vida moderna y al reconocimiento de derechos desde su confinamiento en la cocina, algo de los tradicionales (y muy probablemente estereotipados) valores femeninos, se ha quedado por el camino.

Que no, que no es que yo sea un fósil al que le molan las princesitas con lazo rosa ni las rubias tontas con perímetro pectoral absurdo (ejem...). Y mucho menos que me quede algún resto de idealización adolescente del bello sexo. Más al contrario, si algo he aprendido de mi trayectoria familiar, amistosa y, digamos, romántica, con ellas es que hay que tener muuuuuuuuucho cuidadín con su carácter. Ejemplo, querido hombre que estás leyendo estas líneas: si una mujer te asegura que NO está enfadada contigo, te puedes ir dando por jodido, por decirlo suavemente... Pero hombres y mujeres son diferentes más allá del trato que se dispensen mutuamente o de la educación que reciben de sus padres, que aún tiene que perder un cierto lastre. Cualquiera que haya trabajado alguna vez con niños pequeños sabe que a las niñas les gusta juntarse con las niñas y a los niños con los niños, y que aquellas suelen ser más tranquilas en sus juegos y actitudes que estos. Para todo hay excepciones, pero no creo que me esté inventando nada. Cualidades como la empatía, la comprensión y la paciencia suelen ser atribuidas, con razón o no, a la mujer, mientras que los hombres tendemos a ser, supuestamente, más "brutotes", para bien o para mal. No obstante, cuando el gobernante es gobernanta, se aprecian más las semejanzas con los colegas masculinos que la fineza en las formas y los fondos. Si a Margaret Thatcher le apodaban "la dama de hierro" no era por capricho...


No sé si llegaré a ver el momento en el que las mujeres tomen el control oficial (el "extraoficial" lo tienen desde hace tiempo) del mundo, y no sé si el mundo será un lugar mejor entonces, pero sí sé que cuando eso ocurra me gustaría que no se hubiesen convertido en tristes caricaturas de lo que los hombres hemos hecho con "nuestro" mundo.
¡Un abrazo, Mari!


sábado, 23 de octubre de 2010

Episodio 77: Y después, ¿qué?

Hola, campeones:
Ayer mismo tuvo lugar la entrega de los Premios Príncipe de Asturias en el Teatro Campoamor de Oviedo. De los galardonados de este año, entre los que se encontraban la ONG Manos Unidas o el escritor libanés Amin Maalouf, a nadie se le escapa que los mejor recibidos fueron los integrantes de la selección española de fútbol, a los que se le concedió el premio en la categoría de deportes. Muy bien representada por diez jugadores, además del presidente de la Federación y los dos seleccionadores que han conseguido los máximos logros en la historia del equipo, la Eurocopa de 2006 y el último Mundial, la selección fue aclamada por una gran cantidad de fans en la puerta del teatro. El resto de ganadores puede haber perdido protagonismo ante tanta pasión futbolera, pero así es el deporte y así es la celebridad (no olvidemos que otros años sólo se habló de Woody Allen, Almodóvar o Bob Dylan).

Podríamos decir que este es el último (de momento) logro del deporte español, que vive su época dorada. Con Nadal en la cima del ranking ATP, Gasol a punto de afrontar la caza de su tercer anillo de la NBA, Alonso soñando con su tercer Mundial de F1, y Jorge Lorenzo y Tony Elías que aún celebran el Campeonato de motociclismo en GP y Moto 2 mientras Marc Márquez está a punto de hacer lo propio en 125cc, poco más se puede pedir. El ciclista José Antonio Hermida, tras ganar hace un par de meses el Mundial de cross-country, acuñó la frase "Soy español, ¿a qué quieres que te gane?". Una sobrada con todas las de la ley, pero si hay un momento para sobrarse, es ahora.

El tema, sin embargo, es que, aparte de los méritos deportivos, la generación actual de deportistas españoles, a la que podríamos sumar otros muchos nombres, como los de Marta Domínguez, Gemma Mengual, Rafa Muñoz, Chema Martínez o, mientras no se demuestre lo contrario, Alberto Contador, destaca por algo más que por ser los mejores: su personalidad. A la estela de ejemplos como Induráin, Abel Antón o Álex Corretja, se han convertido en un reflejo social, con sus más y sus menos, y, como ha puesto de manifiesto el jurado de los Príncipe de Asturias, han conseguido sus victorias poniendo de manifiesto valores como el trabajo duro, la solidaridad, el juego limpio, el compañerismo y la humildad.

Insisto, con sus más y sus menos (véase duelo Lorenzo-Pedrosa, por ejemplo), los campeones españoles hacen gala de una naturalidad muy poco de moda, y eso incluye meterle un morreo a tu novia delante de las cámaras si te lo pide el cuerpo. El jueves, en una entrevista para el programa "El partido de las doce", el barcelonista Xavi Hernández, el mismo que en el 2006 soltó en la Plaza de Colón de Madrid un "¡Viva España!" sin despeinarse, volvió a desmarcarse por enésima vez del conflicto político España-Cataluña que medios y charlatanes parlamentarios se empeñan en imponer.En términos parecidos se ha posicionado Pau Gasol también demasiadas veces por exigencias de periodistas que buscan el sensacionalismo innecesario. Ricky Rubio, acribillado a preguntas sobre su futuro en la NBA con el pretexto de su vigésimo cumpleaños esta semana, ha repetido que poco a poco, que él está centrado en este año, y no tiene intención de volverse loco. Ellos van a lo suyo, que básicamente es ganar, y punto.

¿Y la pregunta del título del episodio de hoy? Pues se debe, amigos, a que en medio de tanta celebración a uno (a mí) le recorre por la espina dorsal un escalofrío al pensar qué va a pasar cuándo todos estos se retiren. El propio Jorge Lorenzo declaró la semana pasada a Marca que es consciente de que las victorias contribuyen a aliviar las penas de los ciudadanos, y no era la primera vez que leía tales palabras a un deportista de élite. Obvio. De momento, todo va bien, pero, ¿vendrá después una generación similar, no en resultados, que al final es lo de menos, sino en actitud? ¿Qué va a ser de nosotros, pobres españolitos (o españolitos con hecho diferencial, que tampoco quiero yo ofender)? ¿Volveremos a quedar a merced de periodistas sectarios y politicastros enchulecidos? ¿Tendremos alguna alternativa en la tele vespertina a telefilmes baratos, culebrones, tertulias enloquecidas y destripamientos varios? Miedo me da pensarlo.

El Príncipe Felipe habló en su discurso de cosas como buscar la moderación y la ética contra excesos y abusos, de recuperar el impulso y la ilusión, de confianza y de falta de complejos. En absoluto dudo que estas cualidades falten a la mayoría de la gente de este país, pero esa palabra tan manejada, la retroalimentación, es necesaria. Y a falta de otros espejos en los que mirarse, ya que los gobernantes virtuales y potenciales han demostrado más que de sobra no ser ese espejo (¿eh, señor alcalde de Valladolid?), es posible que haya que volver la mirada hacia otro sitio. ¿La tele?, ¿la play? ¡No! ¡No me prestáis atención, eh! El deporte, hombre, el deporte. Y si no te gusta el deporte da igual, no se trata de eso. Como dije hace unas líneas, lo importante es la actitud. Ahora resulta que un mundo tan desacreditado tradicionalmente por la política, ninguneado por la izquierda por ser demasiado poco intelectual y utilizado por la derecha para la conveniente manipulación de las masas, le atiza en los morros con una lección de comportamiento cívico e incluso de rentabilidad personal y económica. Y yo que me alegro.

Así que ya sabéis, vosotros que tenéis retoños que son, quieran o no, el futuro de España, ya podéis ponerles un balón en los pies o una raqueta en las manos, que a lo mejor, además de retiraros, resulta que dan con un entrenador que les mete en la cabeza que no todo es dinero y autógrafos, que tienen que respetar incluso al rival y pensar antes de decir tonterías ante un micrófono. Y los que no tenemos retoños, ya sabemos: Juan Carlos Navarro, bien; Maximino Martínez*, mal.
España camisa blanca de mi esperanza

aquí me tienes nadie me manda
quererte tanto me cuesta nada.
Nos haces siempre a tu imagen y semejanza
lo bueno y malo que hay en tu estampa
de peregrina a ningún lugar.
Ana Belén. España, camisa blanca de mi esperanza.

*Maximino Martínez es el presidente de la Federación Asturiana de fútbol. Buscadlo en Google y veréis lo que ha dicho, el muy simpático de él...

jueves, 14 de octubre de 2010

Episodio 76: Se financian milagros

Hola, compañeros de fatigas:
Perdón por la tardanza, he estado entretenido... Hoy me gustaría dedicar el episodio de vuestro folletín favorito a reflexionar un instante sobre el milagro que ha tenido lugar recientemente y del que el mundo entero ha sido testigo: la liberación de los 33 mineros chilenos de la mina San José tras sesenta y nueve días atrapados, gracias al despliegue realizado por el Gobierno del país andino, que ha recurrido a la NASA y que no ha escatimado esfuerzos humanos ni medios materiales para que lo que parecía imposible dejase de serlo. Pensémoslo un segundo en silencio...

Bien, gracias. Ahora veamos: todo ese gasto, ¿quién lo paga? Eh, eh, esperad, no os vayáis enfadados. No es que yo ponga los intereses económicos por encima de la vida de un grupo de trabajadores. Simplemente, es lo que se preguntaba hoy buena parte de la prensa. Sí, amigos, es el... ¡negocio! Porque después de las imágenes emocionantes, de la unión de un país entero, de que la Madre Tierra diese a luz a treinta y tres seres humanos que han vuelto a nacer, de la solidaridad, el amor y las lágrimas, detrás, digo, siempre está el dinero.

Qué putada, ¿no? Pues sí, pero así nos lo hemos montado. Se me ocurren varias formas de costear el rescate: se puede sacar de los fondos estatales reservados para jñerltlvndng (uy, qué dedos más tontos...), convertir el lugar en un parque temático o aprovechar el tirón publicitario para recordar a los muchimillonarios del lugar que una vez tuvieron corazón. Lo que sea menos cargar el montante al bolsillo de los chilenos que hoy respiran aliviados. Parece la solución más fácil, pero le quitaría encanto al tema, la verdad.

Es una lección durita, pero que todos hemos tenido que aprender antes o después, me temo. No importa cuáles sean nuestros sueños o utopías, se pueden realizar si nos esforzamos al máximo, sabemos sufrir, si tenemos paciencia y, por supuesto, si nos los podemos permitír. Tampoco importa que por nuestros deseos e ilusiones tengamos que pagar un precio en forma de desgaste emocional, decepción, desesperación o directamente trasvase al lado oscuro. Al final, la realidad se presentará en nuestra puerta en forma de factura. Y, a no ser que nuestros deseos e ilusiones consistan en ser millonarios, las facturas siempre duelen.

La aventura de los mineros de San José nos da un gran ejemplo, amigos: si tenéis un sueño enterrado, no lo matéis. Sacadlo a la superficie, alimentadlo, tened fe, no cejéis en el empeño jamás. Y encontrad un socio capitalista.
Besos y abrazos, todos ellos gratuitos.
I'll buy you a diamond ring my friend if it makes you feel alright.
I'll get you anything my friend if it makes you feel alright.
'Cause I don't care too much for money, money can't buy me love.
Can't buy me love. The Beatles. 

martes, 21 de septiembre de 2010

Episodio 75: Adrià y el McPollo

Muy buenas, marujas y marujos:
La ministra de Sanidad y candidata del PSOE a las primarias por la Comunidad de Madrid Trinidad Jiménez estuvo el otro día en La noria. Hace unas semanas estuvo José Blanco explicando las reformas económicas del Gobierno. No voy a criticar sus respectivas intervenciones porque no veo el programa, pero me parece una gran noticia que se vayan animando a aparecer políticos en La noria y otros espacios del estilo. Tal y como está el patio (o el hemiciclo), es su lugar natural.

Como ya he dedicado algún que otro capítulo de este sainete a maldecir a periodistas y políticos varios por enturbiar la situación como si la situación necesitase que la enturbiasen más, me voy a limitar a señalar que al fin todos se van dejando de disimulos y se entregan con fervor a lo que de verdad les hace felices a ambos: el espectáculo barato y banal.

Hace años, tantos que ya ni puedo recordarlo, atributos como el sensacionalismo, el sectarismo, la vulgaridad y la subjetividad flagrante estaban reservados a las revistas del corazón y los diarios deportivos. Todo el mundo sabía quién era del Madrid y quién del Barça, a quién le caía bien qué famoso y a cuál otro no tragaba. Y todo estaba bien, muy entretenido, porque al fin y al cabo, fútbol y corazón son temas intrascendentes que no van a ningún lado. Hasta que las revistas del corazón y los diarios deportivos empezaron a vender mucho. Demasiado. Entonces, los diarios serios, que hasta entonces mantenían sus líneas editoriales intentando no decir una palabra más alta que otra porque, en aquellos tiempos, que te acusaran de enseñar el plumero era malo, se animaron. "Si ellos lo hacen, ¿por qué no lo vamos a hacer nosotros?". Y envalentonados por las influencias políticas que mantienen vivos y boyantes los grandes grupos de comunicación del país, comenzaron a entonar himnos como "la objetividad no existe", "esta es nuestra verdad" y "si no te gusta, no lo leas". A cada cual se le dice lo que quiere oír y chimpún, ya hemos convertido El Bulli en un McDonalds.

Así que, que nuestros representantes elegidos libre y soberanamente comienzasen a acudir a saraos donde el derecho a la información consiste en contar quién se acuesta con quién a cambio de cuánto, es un plan ideal. El círculo se cierra sumando el circo político al circo mediático. Circo de los horrores, pero circo al fin y al cabo. En un país serio, se supone que deberíamos estar más interesados en probar el aire de respeto, la esferificación de moderación o la espuma de unidad, pero, no nos engañemos, a nosotros nos va más montar un buen McPollo. Que tiemblen Jesulín y la Campanario, que vienen Espe y Gallardón a lavar sus trapos sucios.
Hasta otro rato, que me ha entrado hambre. Os dejo con una intervención de la próxima presidenta del Gobierno.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Episodio 74: Fracaaaaaaaaaaaso absoluuuuuuuuutooooooooooo!

Hola, agentes:
Absoluto, absoluto, tampoco. Pero vamos, aquí os traigo otro de mis relatitos que no han triunfado en un concurso literario. En este caso, el que organizó la semana pasada Orbyt, diario digital de El Mundo, con motivo del estreno de la película Salt. La de Angelina, esa misma. Pedían un relato de espías de un par de páginas a cambio de un viaje a Rusia de una semanita. Y no, no gané, pero aquí os lo dejo para deleite y sorpresa de vosotros, queridísimos lectores.

Yo sabía que siendo viernes 13 no podían darme una misión fácil. Ninguna lo es, pero esta resultaba especialmente desagradable.
-No hay ninguna imagen de ella. Sólo sabemos, por fuentes anónimas, que es rusa, utiliza el nombre de Lyna Veselt, aunque lógicamente no puede ser su nombre real, y está preparando algo gordo, no sabemos, qué, en suelo estadounidense. Pero conocemos a alguien que la ha visto en persona.
Vaya, menudo error de principiante en una agente doble.
-Está escondido en un hotel de San Petersburgo. Deberá reunirse con él, lograr toda la información posible para hallar a Veslet, y capturarla antes de que mate a alguien. O algo peor.
-¿Por qué yo? ¿Por qué no mandan un grupo a eliminarla?
-No podemos hacer ruido. Si se enteran de que hemos ido a Rusia a eliminar a una espía podríamos volver a los tiempos de la guerra fría. Y eso no nos interesa. A usted se le dan bien las misiones silenciosas. Además, agente Salt, usted es mujer, y las mujeres se entienden bien entre sí…
Eso es lo que mis jefes entienden por sentido del humor. Ja.Ja.Ja.
Su objetivo es traérnosla, viva o muerta, lo antes posible, así como poner a salvo al confidente. Aquí tiene su billete. ¿Alguna pregunta más?
-No, sólo un minuto para pasar por la armería y el laboratorio.
Y en un minuto estuve lista.

Un viaje tan largo en clase turista no es especialmente cómodo, pero me prometí que el viaje de vuelta lo haría en primera.
San Petersburgo es una bonita ciudad, pero en las noches de enero hace un frío de muerte. Menos mal que iba bien protegida con mi chapka y un abrigo de zorro que me cubría hasta los pies, enfundados en unas buenas botas de piel a juego con mis guantes. Apenas se dejaba ver un centímetro de piel, y así me sentía segura.
Tal como me temía, le estaban vigilando. Un tipo poco discreto en un Mercedes. A lo mejor era de los nuestros, pero no podía arriesgarme. Un policía también merodeaba por allí, pero eso no me importaba demasiado. Crucé la calle corriendo y me metí en el coche.
-Hola, cariño.
Ningún hombre se resiste a que le llamen cariño. Sobre todo si después te pegas a él y le das un dulce beso en los labios. Y más aún si mientras tanto le hundes un bisturí de diez centímetros entre las costillas. Ni siquiera pudo parpadear. Tranquilamente, salí del Mercedes y caminé hasta el hotel. El personal era realmente atento, y más cuando les deslizaba un hermoso billete de cien dólares bajo la mano.

A la hora prevista llamé a la puerta de la habitación 517. Oí jaleo. El confidente parecía estar acompañado y por un instante temí que fuese un inconveniente. No quería llegar tarde a la cita que había concertado desde el aeropuerto con una señorita de melodiosa voz llamada Irina. Abrió él mismo. Insensato. Se quedó literalmente helado al verme. Y eso que dentro de la habitación la temperatura parecía muy elevada. En cuanto apoyé el silenciador de mi pistola contra su pecho, empezó a gimotear. Cerré la puerta y salió su “acompañante”. Una figura escultural, ya lo creo. Nuestro amigo tenía buen gusto para elegir prostitutas. Tuve que reaccionar deprisa o habría empezado a chillar como un conejo. Le disparé en la cara. No creo que puedan reconocerla. Ya tenía un hermoso cadáver ruso. Sin querer, había salvado la vida a la pobre Irina.

El confidente se arrodilló y empezó a suplicar de forma bastante impropia para un agente. Me dio un poco de vergüenza, la verdad. Decidí acabar con su sufrimiento rápidamente. Después, un par de inyecciones para falsear la hora de la muerte cuando llegase el forense, y listo. De las manchas de sangre en el abrigo se encargó la chimenea. Recogí el portafolios, repleto de documentos, de la caja fuerte y salí del hotel sonriendo al ascensorista, que me desnudaba con los ojos. Créeme, cielo, no te convengo.

Me dio pena tener que matar a Lyna Veselt, pero no cabe duda de que había fallado dejándose ver. Mientras me sentaba en el avión que ahora mismo me lleva en primera clase rumbo a París, me pregunté por primera vez qué harán mis jefes si se enteran de que me mandaron a buscarme a mí misma. Pronto empezarán a ponerse nerviosos al ver que no aparezco. Ya pensaré en ello.
-Bonjour, mademoiselle, ¿una copa de champán?


miércoles, 25 de agosto de 2010

Episodio 74: RSEMBDTQEEFDS

Hola, emvipís:
Una de las reglas de oro de la prensa escrita es que los titulares deben ser breves, concisos y despertar el interés de los lectores para que sigan leyendo. Siguiendo dicha regla, el título del episodio de hoy es más que breve, y pretende que vosotros, amados lectores, os preguntéis qué significa ese montón de letras aparentemente anárquico. Como otra regla de oro de la prensa escrita es informar al lector con prontitud del tema del artículo, no os haré esperar más: Reflexiones Sobre El MundoBasket De Turquía Que Empieza Este Fin De Semana. Sí, la cosa va de baloncesto. Este fin de semana he estado en la Global Community Cup, es decir, el torneo amistoso que han jugado España, Lituania y Estados Unidos en Madrid, y aquí va lo poco o mucho que he discurrido:

  • España aspira a todo. Como en alguna ocasión anterior, el comienzo fue renqueante, con problemas para dominar incluso a Costa de Marfil, pero en los momentos importantes, los jugadores dan la talla. Eso sí, cuidado con las primeras partes, porque contra Eslovenia o USA se pasó demasiado mal, y si en el Mundial se nos van en el marcador, puede que no haya tiempo para remontadas.

  • Algunos jugadores, como Marc, Mumbrú, Felipe e incluso Llull, están muy enchufados. Otros, como Garbajosa o Claver, despiertan dudas. Espero no tener que acordarme de Carlos Suárez. La llegada al equipo de Raúl López es lógica, porque ya conoce al entrenador y a los jugadores, pero le resta significado a una concentración con quince jugadores.

  • El equipo estadounidense no es ni el mejor posible ni probablemente el segundo mejor, pero cuidado con ellos. Puede que me haya dejado impresionar al verlos tan de cerca, pero estos muchachos tienen muchos músculos, y saben usarlos. Otra cosa es el funcionamiento del equipo, que ha permitido que Lituania les diese un pequeño baño en la primera parte de su partido o que España acabase remontándoles catorce puntos. Si no se descuidan, nos tocará enfrentarnos a ellos.

  • Las últimas bajas, Calderón y Nené Hilario, rebajan un poco más el caché del campeonato, pero mantengo la esperanza de que la ausencia de estrellonas haga los partidos más abiertos e interesantes.

  • Mantendremos la expectación hasta última hora por si la FIBA toma alguna decisión sobre la vergonzosa pelea del partido Grecia-Serbia. Siempre la lían los mismos. Ahí lo dejo.
Y aunque no tenga que ver con el Mundobasket, me voy a quedar a gusto. La organización del torneo me ha parecido HO-RRI-BLE. Nada que objetar por lo que se refiere al partido del viernes en el Palacio, pero el sábado la cosa empezó a cambiar.

  • Para empezar, la Caja Mágica está lejos. ¿De dónde? Lejos, simplemente lejos. Intentar volver al centro el domingo tras el España-USA fue cosa de risa.

  • No es que lleve toda la vida yendo a ver baloncesto en directo, la verdad, pero jamás había pasado calor en un pabellón. El sábado y el domingo ocurrió. Vale, es agosto, pero el viernes en Goya también lo era.

  • El domingo, antes del partido no quedaba agua. Y tres personas atendiendo a unas cuantas docenas en una barra justo antes de que empiece un partido (y en el intermedio), no sé por qué, pero se me antojan pocas. Lo de los precios no merece la pena comentarlo. Dos leuretes la botella de 33cl. de agua y tres la cocacola...

  • Nunca se sabrá la verdad, pero sospecho que el domingo no me sentaron donde me correspondía, y no fui el único que se quejó al respecto. Es posible que algo más abajo del asiento donde me colocaron hubiese demasiado VIP como para juntarlo con la chusma. En cualquier caso, empezado el segundo cuarto, aún había gente que no sabía dónde se sentaba, y los encargados de la organización eran muy buenos. Pasándose el marrón unos a otros, vamos.
Y, de momento, poco más. Sólo deseo que la cobertura televisiva sea buena y suficiente. Y no os preocupéis, que ya me leeréis quejarme.
¡A disfrutar!

martes, 17 de agosto de 2010

Episodio 72: HAL 9000

Hola, tripulantes:
En uno de los gloriosos episodios de Halloween de Los Simpson (el de la 8ª temporada, concretamente), los extraterrestres Kang y Kodos suplantaban a los candidatos de las elecciones estadounidenses con el hermoso fin de hacerse con el control del mundo y esclavizar a la humanidad. El bueno de Homer descubría el pastel, pero los alienígenas, lejos de arredrarse, enunciaban una horrible verdad: alguien tiene que ganar las elecciones, sean quienes sean los candidatos. Y como el sistema está diseñado para ser bipartidista, votar al tercer partido es tirar el voto, así que, claro está, uno de los dos debía salir elegido. La humanidad cayó bajo el yugo invasor, aunque Homer votó por el perdedor...

Bien, parece que, una vez más, la realidad imita a la ficción. Al menos por estos barrios. Nuestros queridos dirigentes se han vuelto tan autoconscientes que están más encantados de conocerse que nunca, y saben que pueden hacer lo que quieran, porque nadie en su sano juicio va a hacer nada para evitarlo. El Gobierno hace y deshace a su antojo amparado en una democracia soberana que lo ha elegido en las urnas, y a la oposición más le vale estar calladita, porque en próximos años puede encontrarse en la misma tesitura. La idea de cambiar el sistema electoral suena a chiste, por lo que no hay una tercera fuerza que pueda poner orden o al menos un mínimo de equilibrio entre el poder y el ansia de poder. Como en la odisea de Clarke y Kubrick, el ordenador se ha apoderado de la nave prescindiendo de los humanos que lo crearon. No voy a negar que la situación es mejor aquí que en otros lugares en los que el ordenador directamente aniquila a aquellos que intentan reprogramarlo, pero si aspiramos al bienestar, no deberíamos tener que conformarnos.

La Constitución de Estados Unidos, escrita en 1787 por políticos como Franklin o Madison, dice en su preámbulo:

"NOSOTROS, EL PUEBLO de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad, estatuimos y sancionamos esta Constitución para los Estados Unidos de América."

Eran otros tiempos. Hoy en día, esta redacción sería imposible. Los políticos actuales ya no son El Pueblo, son "los políticos". Y de lo de formar una Unión más perfecta, ni hablamos. Hay quien dice que cada país tiene los dirigentes que se merece. A mí me gustaría pensar que no.
This is Ground Control to Major Tom,
You've really made the grade
And the papers want to know whose shirts you wear
Now it's time to leave the capsule if you dare.
David Bowie. Space Oddity.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Episodio 71: Aceptamos pulpo

Hola, caracola:

Así es, aceptamos pulpo como animal de compañía, o como lo que sea, mientras nos ayude a ganar al fútbol, al Scatergories o el concurso de cazar mariposas del pueblo. Y si hace falta, le hacemos amigo predilecto, como ha hecho Don Carlos Montes, alcalde de la localidad orensana de O Carballiño con Paul, nuestro nuevo héroe nacional. Y porque no le dejaron traérselo, que ya se veía el pobre asomado al balcón del Ayuntamiento dando el pregón de las fiestas. Afortunadamente, Paul pasará el resto de sus días feliz en su casa, y nosotros lo disfrutaremos en forma de camisetas y llaveritos. Porque, sí, el negocio es el negocio...
¡Qué revuelo por un pulpo, amigos! Quién nos iba a decir a nosotros que íbamos a seguir en directo por televisión la decisión de un cefalópodo como si fuera un dogma de fe. Y ahí estábamos, mirando cómo Paul nos comía el mejillón.... quiero decir, cómo se comía el mejillón adornado con la banderita de España en su acuario de Oberhausen (Alemania), entre eufóricos y anonadados. Y seguro que no falta quien piense que si al fin ganamos un Mundial, fue por Paul, y, bueno, sí, los jugadores algo tendrían que ver, pero vamos...
Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. He visto gente reír hasta no poder más del dolor, llorar desconsoladamente, saltar a alturas insondables, cantar de una forma que espantaría a un cuervo, quedarse completamente impasible o mostrar un semblante sólo comparable al que se pone cuando uno recibe una carta de Hacienda. Y todo ello por ganar. Todo ese terremoto de sensaciones sólo puede tener lugar antes, durante y después de una victoria. Y todo reflejo del miedo, de la ilusión, de la fe, de los nervios, de ese instinto primario que nos corre por las venas cuando algo que sentimos nuestro está en riesgo, aunque sea algo irracional, absurdo, irrisorio incluso. Pero hay que ganar. Y si para ello tenemos que creer en un pulpo, en un pulpo creeremos.
Amén.
I'd like to be under the sea
In an octopus' garden in the shade.
He'd let us in, knows where we've been
In his octopus' garden in the shade.

The beatles. Octopus' garden.

miércoles, 21 de julio de 2010

Episodio 70: Festival del humor

Hola, amantes del humor inteligente:

Desde que descubrí, allá por el mes de noviembre, el programa La parroquia del Monaguillo, en Onda Cero, gracias a un amigo, me enganché y me convertí en parroquiano impenitente, valga la paradoja. El universo particular de Sergio Fernández y Arturo González-Campos, poblado de señores que van croqueta, gente que se hace risa encima y lo más florido y selecto de la historia de la música española es un seguro de buen humor a la hora de irse a la cama. Pues bien, hace ya unos meses, el Mona y el Caraantigua propusieron a sus oyentes que escribiesen un monólogo corto, y, o no les han hecho mucha gracia las propuestas, o se les ha ido la cabeza, porque no han vuelto a mencionar el asunto. Esta semana, el programa se va de vacaciones hasta septiembre, así que, para que no se desaproveche, os dejo aquí mi participación en el concurso fantasma, con un breve añadido que, como suele suceder, se me ocurrió después, y que mejora el resultado:

Hola, me llamo Faustino y he vuelto a hacerlo. He vuelto a ir solo al cine. Si esto fuera Alcohólicos Anónimos, ahora vosotros diríais eso de “Hola, Faustino, te queremos”, pero, coño, si me quisierais, habríais venido conmigo… El caso es que intenté convencer a varias personas para que me acompañaran, pero ya se sabe, me vinieron con las típicas excusas: que si me viene mal, que si ya he quedado, que si prefiero meter la cabeza en la batidora…
Bueno, no es la primera vez que lo hago, y tampoco está tan mal. Lo único es que la gente te mira raro. Por ejemplo, en la cola para comprar la entrada: todos en parejitas o grupitos y tú ahí solo, que pareces Gallardón en el cumpleaños de Esperanza Aguirre… Como la experiencia enseña, decidí usar un truco para pasar desapercibido: pegarme al grupo más numeroso que había en la cola. Y ahí estaba yo, como un abuelete entre un grupo de adolescentes que me miraban como a una espinilla: “uyuyuy, esto hace un rato no estaba aquí…”. Luego, al pedir la entrada, me dirigí a la taquillera muy seguro, como si fuera lo más normal, aunque al decirle “tengo abono”, creo que ella estaba pensando “vale, y yo vida social…”.
Lo peor fue al pasar a la sala, con mi bebida y palomitas para uno, que mucho singles por aquí y por allí, pero a ver cuándo hacen el menú para uno, que comerte tú solo lo de dos para que te salga más barato te deja una pesadez de estómago… el caso es que el acomodador, un vejete que yo creo que no sabe que hace años que ya no trabaja allí, me miró como con lástima, y casi se acomoda conmigo en el asiento de al lado. Al principio no me importó, pero cuando me tocó una pierna, le di las gracias y un euro. Le habría dado más, pero no era tan atractivo…
De todas formas, hay que reconocer que ir solo al cine también tiene sus ventajas. Echas unas risas colocando el abrigo en el asiento de al lado y diciendo al que viene: “lo siento, está ocupado”, ¡y es mentira! Bueno, yo ayer, en cuanto se apagó la luz… no pensé que me atrevería, pero al final lo hice… ¡me cambié de butaca! En fin, que, como todo, es cuestión de acostumbrarse, como a las señoras que se te cuelan en el super, o a los intermedios de Telecinco… Ah, ¿la película? Bueno, era española… al menos había tetas...
Qué, ¿a que es gracioso? ¿Hola? ?Hay alguien?
Welcome to the House of Fun
Now I've come of age
Welcome to the House of Fun
Welcome to the lion's den
Temptation's on his way
Welcome to the House of...

Madness. House of fun.

martes, 13 de julio de 2010

Episodio 69 (qué número tan bonito): ¡Gran exclusiva!

Hola, forofos:
Debido a los recientes acontecimientos socio-económicos, de sobra conocidos por todos, que han tenido lugar en el país, asistimos a un momento histórico. Según una información de fuentes muy fiables, situadas de incógnito en un zoológico alemán, y que ha llegado a nuestra redacción, como siempre abarrotada de trabajadores, ayer tuvo lugar una reunión en el Palacio de la Moncloa con dos objetivos básicos. El primero, el oficial, que toda España pudiera ver a Zapatero dando saltitos. Pero también, en dicha reunión se hicieron las oportunas gestiones para un cambio de gobierno en España, que se hará efectivo de forma inmediata. Tras un ímprobo esfuerzo, hemos tenido acceso a la composición de dicho gobierno, de la que pasamos a informar a nuestra millonaria audiencia:
  • Presidente del Gobierno: Andrés Iniesta. Elegido por unanimidad, una vez probada su espectacular gestión en todos los campos.
  • Vicepresidente: Xavi Hernández. Totalmente cualificado para ejercer labores de líder en cuanto sea necesario.
  • Ministro del Interior: Fernando Llorente. Conocido porque nadie se mueve como él en el Interior. Del área.
  • Ministro de Asuntos exteriores: Fernando Torres. Masivamente aclamado por donde quiera que pasa, tenderá puentes de amistad, incluso amor, entre nuestro país y cualquier otro que se le ponga por delante.
  • Ministro de Defensa: Gerard Piqué. Un hombre experimentado en el campo de batalla, que ha dado su sangre por la patria, como se vio en la legendaria batalla contra Suiza.
  • Ministro de Economía: David Villa. Cinco goles para asegurar cuatro victorias. Austeridad y eficacia, lo que el país necesita.
  • Ministro de Sanidad: Íker Casillas. Su capacidad de prevenir el infarto en los ciudadanos, así como aconsejar a la juventud sobre la práctica habitual de costumbres sanas, le han hecho merecedor del cargo.
  • Ministro de Trabajo: Sergio Busquets. A falta de cotejar estadísticas, se rumorea que él solo ha currado más que todos sus homólogos anteriores.
  • Ministro de Transportes: Xabi Alonso. Se acabaron la circulación congestionada y la presión a las vías de comunicación nacionales.
  • Ministro de Agricultura, Caza y Pesca: Carles Puyol. Experto en siega de césped de raíz, caza de especies invasoras y pesca de altura.
  • Ministro de Educación y Cultura: Cesc Fábregas. ¿Alguien le ha oído quejarse? Y además, habla inglés...
  • Ministra de Igualdad: Sara Carbonero. Su compenetración (ejem) con algunos miembros del nuevo Consejo de Ministros la convierten en candidata ideal. Además, no queremos que se enfade Bibiana Aído...
  • Ministro de Fomento: Sergio Ramos. Siempre fomentando el buen rollo y la fiesta en el seno del Consejo de Ministros.
  • Ministro portavoz del Gobierno: Pepe Reina. Esto no es una sorpresa, ya ejercía el cargo de manera oficiosa.

La jefatura del Estado la asumirá Vicente del Bosque. Aún no se ha confirmado si reinará con el sobrenombre de Vicente I el Bueno, pero sabemos que es el hombre adecuado para refrendar las decisiones de los nuevos miembros (y miembra) del gabinete.

Otros cambios serán el nuevo himno nacional, que, bajo el título "Yo soy español, español, español", podrá ser cantado en los eventos importantes, porque sí tiene letra. Sin embargo, la capital seguirá siendo Madrid, tras descartarse su traslado a Fuentealbilla o Terrassa.

Seguiremos informando...


jueves, 1 de julio de 2010

Episodio 68: ¿Se lo merecen?

Un cordial saludo a mi legión de fans de todo el mundo:
Desde que el mundo empresarial entró a saco (o a saca, más bien) en el fútbol, mi interés se desvaneció. Sin embargo, no puedo resistirme al Mundial. Por eso, el otro día, pensando en algo medianamente interesante para twitear, me di cuenta de cómo este torneo ha servido para mitigar el malrollismo contra políticos y medios de comunicación de todos los plumajes, y me asaltó una duda. Por eso, hoy, mis leales lectores, os quiero hacer una pregunta: ¿se merecen los personajes, ejem, mediáticos, la pasta que ganan por alejarnos del mundanal ruido y entretenernos un rato?

La respuesta racional sería no, está claro. A ver por qué un actor de Hollywood, un futbolista o la última estrella post-adolescente del pop tienen que estar forrados mientras que el médico que nos opera, el tendero de la esquina que nos vende la comida y el fontanero que nos arregla el grifo tienen sueldos normales. Es más, ¿todo ese dinero no podría ir a gente que de verdad lo necesita, a solucionar los problemas del mundo, a paliar el hambre, a curar la enfermedad? Suena indecente que, en este mundo que estamos destruyendo poco a poco, toda esa gente gane una millonada por no hacer nada.
Pero sí, toda esa gente gana una millonada por no hacer nada... ¿o hacen más de lo que parece? No voy a referirme aquí al dinero que generan a cambio de lo que cobran, ya sea en venta de entradas, de camisetas, de mechandising de todo tipo o de sus propias líneas de perfumería y ropa, sino de algo mucho menos concreto y mucho más importante: la felicidad. Al principio, la noticia del sueldazo del último fichaje, el cachitas de turno o el presentador de moda nos escandaliza, pero como estamos tan saturados de noticias epatantes, acabamos fijándonos más en el brillo que desprenden sus dientes de oro que en lo efímero de sus obras.
Hay mucha gente que abomina el deporte profesional, no ve la tele (incluso he oído, aunque creo que es una leyenda urbana, que hay personas, seres humanos como tú y como yo, que no tienen tele) y dedica su tiempo de ocio a pasear por el campo, escuchar a Vivaldi y leer a los clásicos. Desde su punto de vista, que cualquier figurín televisivo gane más que el presidente del gobierno tiene que ser una blasfemia. Pero, probablemente por desgracia, esas personas no son mayoría, y que a uno le quiten las penas un rato, es posible que no tenga precio. Si no tienes trabajo o tienes un jefe idiota, si no puedes con tus hijos o no puedes tener hijos, si te estalla la cabeza o te pesa el culo, vas a necesitar una vía de escape. Y eso, como todo, se paga.
Y, de todas formas, estar forrado y que el mundo sea una mierda, dicho suavemente, no son cosas incompatibles. Por un lado, el dinero que gana un grupo de rock por hacer una gira mundial y el dinero dedicado a la investigación sobre el SIDA, no salen del mismo sitio. Uno sale directamente de nuestro bolsillo, y otro, de nuestros impuestos, sin pasar por nuestro bolsillo. Dicho de otra forma, ni yo financio la creación de casas de acogida para refugiados ni el gobierno le paga los caprichos del camerino a Lady Gaga. Por lo tanto, no deberíamos tener que elegir entre una superproducción y una escuela en África.
Y a partir de esta última idea, mis amados acólitos, os hago otra pregunta: ¿es posible que nuestros queridísimos políticos (ya tardaban en salir a la palestra) estén utilizando el showbiz como opio del pueblo, para atontar a sus votantes y no votantes y así no tener que hacer los deberes? No olvidemos que los líderes del mundo son los miembros del G20, no los de U2. Y tampoco olvidemos que hay celebridades que siguen siendo denostadas a pesar de entregar jugosos fajos de billetes a labores humanitarias: sólo lo hacen para librarse de Hacienda, para lavar su imagen, para limpiar su conciencia, porque para ellos no son más que migajas... sí, pero lo hacen. Incluso los que con una mano invierten su fortuna en drogas y alcohol, mansiones desperdigadas por el mundo, coches de lujo y con la otra aporrean fotógrafos y meten mano a dudosas compañías, suelen tener un ratito para hacerse la foto con el presidente de tal fundación, organización o gobierno y un cheque más grande que mi habitación.
Me estoy alargando (otra vez). Tras toda esta palabrería, y a pesar de que he intentado ser magnánimo, probablemente la respuesta siga siendo no. Al que pagó veinte millones de dólares a Jim Carrey por la segunda parte de Ace Ventura deberían cortarle... el sueldo, y Cristiano Ronaldo no vale 90 millones. Pero al menos nos ha quedado claro que también son personas, y que si a mí, que tengo un índice de popularidad que podríamos definir como ridículo, me agobia a veces que me paren por la calle, ser famoso de verdad a veces debe de ser un coñazo. Y eso también se paga y se cobra.
¡Nos vemos en los Oscars... o en los bares!
She's so Lucky
She's a star
But she cry cry cries in her lonely heart
Thinking, if there's nothing missing in my life
Then why do these tears come at night?
Britney Spears. Lucky.

miércoles, 23 de junio de 2010

Episodio 67: Cerca

Saludos cordiales y breves:
He aquí otra de mis joyas literarias, que, como es costumbre, no ha sido premiada, en esta ocasión en el IV concurso de relatos breves de Cercanías de RENFE. Así que, para tenerlo solo y desamparado en el disco duro, prefiero ponéroslo aquí para el disfrute de niños y mayores. Enjoy.

Cerca. Dice que se va a vivir cerca, aquí al lado. Que en tren no se tarda nada. Y ahora, cada vez que quiera verle, tendré que subirme a este trasto. Bueno, al menos es cómodo… Va a ser lo mismo, dice. No, no va a ser igual. Nos distanciaremos, nos alejaremos. Después de tanto tiempo… Creo que nunca había visto este lado de la ciudad. No está mal. Podría acostumbrarme. Él se acostumbrará, y me olvidará… ¡Menudo parque! ¡Y menudo cambio de vida! No le culpo… ¿Ya? ¿Hemos llegado? Ah, pues no está tan lejos como pensaba…

martes, 15 de junio de 2010

Episodio 66: Los paraísos artificiales

Buenas tardes desde el planeta Tierra.

Digámoslo claro: hemos perdido el paraíso. Y no, esto no es un rollo religioso ni voy a intentar que us unáis a mi secta, aunque se admiten donativos. Me refiero a un paraíso muy terrenal formado por la idílica conjunción de todas las criaturas de un planeta con una riqueza inabarcable y una variedad de recursos casi ilimitada, y que se ha estrellado directamente contra las cuotas de producción, los índices bursátiles, las encuestas de opinión y la madre que los parió a todos: la codicia humana.
Cuando la economía entró por la puerta, la utopía saltó por la ventana, y aquí y ahora cada uno hace la guerra por su cuenta y se fabrica su propio edén hecho a medida, cuando quiere y porque quiere, que ya vale todo. La posibilidad de vivir en una multitudinaria comuna hippie autoabastecida, en armonía con la naturaleza y en la que no haya guerras, malos rollos ni peleas por el mando (a distancia o el otro) queda para los que se lo puedan permitir. Ahora todo el mundo está agobiado y estresado, jodido pero no siempre contento, hipertenso y sobrealimentado, y como, aunque los superintelectuales, pensadores y tertulianos varios piensen que sí, la gente no es tonta y le gusta pasarlo bien , el que más y el que menos se busca sus drogas, alcoholes, sexos, juegos y adicciones varias que le transporten a su propio paraíso un ratito, aunque sea a costa de devolverle luego a la realidad con las mismas frustraciones y miserias esperándole y algo menos de pasta en el bolsillo.
Pero por más que, sí, el ser humano del siglo XXI sea, en esencia, un individuo anónimo devorado por la sociedad, es también un animal social, y también huye en grupo. Y para eso no hay nada mejor que internet. Redes sociales que crean la ilusión de que tienes un millón de amigos, como el cantante, tiendas online donde te puedes gastar el sueldo sin siquiera enterarte hasta que desde el mundo real te llega el extracto de la tarjeta, y foros con temática para todos los gustos, donde poder conversar en la más absoluta paz y libertad. Mientras no se toquen los temas prohibidos, naturalmente: religión, sexo, política... lo que coloquialmente podríamos denominar lo chungo. Entrar en materias graves supone, como en Los Simpson, golpe de remo. Y es que el paraíso no es lugar para temas serios. Eso se queda para el osado que se atreva a dar un paso más allá e intentar que su paraíso privado cobre vida, y corra el riesgo de que, como le pasó a Pinocho, lo que parece perfecto desde fuera, deje de serlo cuando uno está dentro.
¿Y qué hacemos ante esta lucha paraíso artificial-auténtica imperfección? Ante todo, no dejarnos atrapar por ninguno de los dos contendientes, que pueden ser igual de oscuros. La vida es demasiado corta para perderla ocupados rellenando formularios, enfadados con aquellos que sabemos que queremos y nos quieren, haciendo lo que se supone que tenemos que hacer a pesar de que se nos ha olvidado por qué, y sin tiempo para levantar la cara y mirar el azul del cielo o dejar que la lluvia nos empape la cara. Y también des demasiado corta para pasarla metido en la habitación jugando con la play aterrorizado de lo que hay fuera, como ciertos adolescentes japoneses, o correteando por el campo oliendo las florecillas, que dentro suele haber insectos con muy mala baba (igual que en la calle). Pasar la vida entera colgado de lo que sea no es una opción ni en el caso de que uno pueda tirar de tarjeta oro, ahora que ya sabemos que los ricos también lloran.
Hemos perdido el paraíso, y lo hemos reemplazado por pequeños paraísos artificiales que duran lo que dura una sonrisa, un orgasmo o una copa de vino. Así es la vida, pero es la única que tenemos, salvo que alguien demuestre lo contrario, así que, simplemente, recordad: hay tiempo para todo. Y no se os olvide respirar, que es bueno y gratis.
This could be heaven for everyone
This world could be fed, this world can be fun
This could be heaven for everyone
This world could be free, this world can be one

Heaven for everyone. Queen.

miércoles, 2 de junio de 2010

Episodio 65: No héroe

Hola, caballeros en apuros y damiselas con capa y espada:
El heroísmo, como todo en estos días, está en crisis. Tradicionalmente, los héroes, aquellas personas que luchaban por una causa mayor sin pensar en sí mismas, hasta el punto de que muchas veces se dejaban la piel en el intento, eran glorificados, elogiados y homenajeados hasta decir basta. Se erigían estatuas en su honor y se les dedicaban días en el calendario. Se escribían libros que después se convertían en películas, y los abuelos transmitían sus hazañas a los padres, que a su vez lo hacía a los hijos antes de dormir. San Jorge, Hércules, Robin Hood, son hoy figuras legendarias cuya procedencia poco importa, pues son figuras universales y como tales han pasado a la historia.
Como todo cansa y, al mismo tiempo, todo evoluciona, del héroe se pasó a la figura del antihéroe, excelencia de la posmodernidad, según la cual no hay victoria al final del cuento, sino derrota, y el protagonista, de moral férrea y cuerpo y alma golpeados una y otra vez por la vida, sobrelleva con dignidad su fracaso, esperando con resignación la oportunidad para trocarlo en victoria ante aquellos que han escrito su negra historia o, simplemente, le ignoran al verlo pasar. Una cierta idea romántica del ser humano perdedor ha revestido esta figura y la ha hecho popular para escritores malditos, cantautores y cineastas independientes, artistas poco conocidos para las masas por separado, pero todos juntos forman una legión que ha proporcionado al antihéroe de infausto destino, por fin, su redención ante el mundo.
Y entonces llegó el siglo XXI. Pasó 1984 sin que el Gran Hermano nos vigilase y 2001 sin odisea espacial alguna, y héroes y antihéroes cayeron en el olvido. Para sustituirles, sin embargo, ha aparecido un nuevo personaje, al que me permito bautizar como No Héroe. El No héroe carece de armadura, de melena rubia al viento y, desde luego, no va a pasar a la historia por sus hechos, o al menos, por los buenos. Ejemplo: hace apenas una semana, un cerrajero de Valencia salvó a dos niños de morir asfixiados por el humo de un incendio en su propia casa, mientras él trabajaba dos pisos más abajo. El tema se trató de manera anecdótica en los telediarios, y las declaraciones del improvisado salvador fueron que al día siguiente tendría que regresar a acabar el trabajo que se había dejado a medias. Poco épico, sí, pero todos estamos expuestos a ser No héroes en cualquier momento de nuestra vida, así que, al menos, podremos contar una buena historia a quien quiera escucharla, aún a sabiendas de que es probable que ésta muera con nosotros .
Una aclaración: una de las caracterísiticas fundamentales del héroe es su involuntariedad, o, si se quiere, su inconsciencia. Un héroe no hace lo que hace para lograr fama y gloria, sino que estas le son otorgadas por el pueblo agracecido. Eso explica por qué el cerrajero de Valencia no se va a convertir en un héroe en la actualidad. Ahora lo que mola es aparecer en los medios por cualquier cosa, aunque sea por nada; que hablen de uno, aunque sea bien. En este panorama, un héroe-héroe, a la antigua usanza, no tiene cabida. Y cuando la tiene es de forma triste y decepcionante, como aquel profesor que llenó el pensamiento y la boca de todo un país al arriesgar su vida para salvar a una mujer que estaba siendo maltratada por un energúmeno y, tras superar, de forma admirable, sus numerosas secuelas físicas, se dedicó a pasearse por platós y a participar en tertulias políticas de calado cuando menos oloroso, para acabar con la publicación de un libro, no relatando su heróica epopeya, sino poniendo en solfa un régimen democrático, cutre, pero democrático, y no dejando títere con cabeza entre las figuras políticas. Todo un No héroe, está claro. Hizo algo impresionante, y luego lo estropeó comportándose como una persona. Hay que ver...
And they say that a hero can save us.
I'm not gonna stand here and wait.
I'll hold on to the wings of the eagles.
Watch as we all fly away.

Chad Kroeger y Josey Scott. Hero.

domingo, 30 de mayo de 2010

Episodio 64: Permanezcan en sintonía

Hola, queridos y queridas:

Como toda serie que se precie, Las noticias del fin de semana también necesita de vez en cuando un pequeño lavado de cara, y ante la ingente cantidad de peticiones de mis numerosísimos fans, he decidido cambiar ligeramente el formato para ver si este se hace más atractivo a los ojos. Espero opiniones al respecto.
Por lo que se refiere a los contenidos, no van a cambiar demasiado. Seguirán siendo las mismas criaturas (como diría la ministra Aído) que tenga a bien parir mi mente. Para los próximos días tengo pensado un episodio sobre... bueno, ya lo leeréis. Y para más adelante dejo mi retorno al descuartizamiento metafórico de políticos, que lamento confesar que ya tengo ganas.
Entretanto, sólo puedo confesaros que he sufrido un pequeño descalabro en mi orgullo, y he pasado unos días lamiéndome las heridas metido en mi covacha. Pero sobreviviré, aunque sólo sea para conseguir que este folletín virtual acabe teniendo más episodios que Santa Bárbara.
Mientras tanto, cuidáos. Y traed más acólitos a este vuestro espacio, que estoy sediento de fama y fortuna.
Hasta pronto.

And she will always carry on
Something is lost
But something is found
They will keep on speaking her name
Some things change
Some stay the same.

Pretenders. Hymn to her.

jueves, 13 de mayo de 2010

Episodio 63: No cojas el teléfono

¿Hola, hay alguien al otro lado?


Un día está uno inmerso en su rutina diaria cuando suena el teléfono: "Oye, que tengo un par de entradas para ver al Estu, ¿te animas?". Y ahí lo tenemos: una simple llamadita te cambia completamente las perspectivas, en este caso de forma trivial y para bien, pero te las cambia.


Ay, el Teléfono, ese invento. Se dice que lo inventó Graham Bell y que lo hizo por casualidad, cuando intentaba inventar un aparato para que los sordomudos pudieran comunicarse. Pero también se dice que el italiano Antonio Meucci lo había creado varios años antes que Bell y que lo único que éste hizo fue patentarlo y quedarse con la pasta (notitas culturales de El espectador).


Se dice que a los tíos no nos gusta hablar por teléfono, que es un aparato "de chicas". En mi caso es cierto, y de hecho, las conversaciones más largas que han figurado jamás en mi factura telefónica han sido con mujeres, pero supongo que el que habla, habla, con teléfono o sin necesidad de él.


Se dice que puede dar mal rollo, que suele coger desprevenido y ocasionar sobresaltos, que en cierta Casa hay uno de color rojo que mejor que no suene, y que en cualquier casa es mejor que no suene a ciertas horas de la noche, porque no suele traer noticias agradables.


Se dice que con él se inician y finiquitan todo tipo de relaciones comerciales, sociales, amistosas y sexuales. Que a veces suena por error ("no, no es aquí") y que, en cambio, cuando esperamos ansiosamente su sonido, se alía con Murphy y permanece mudo.


Se dice que su presencia en el cine (en las películas, quiero decir, no en el anuncio de antes de "por favor, apaguen el móvil") suele ser seguido impepinablemente de la amenaza y la muerte: Scream, Escalofrío en la noche, Crimen perfecto, Última llamada, Llamada perdida... Y que también puede ser un buen arma con la que atizar en la cabeza al asesino de turno.

Y se dice que, como ocurre con casi todos los aparatitos inventados con la mejor de las intenciones por una mente preclara, nos hemos convertido en esclavos del puñetero aparatito, y al episodio 43 de este sainete me remito. Es cada vez más complicado encontrar por la calle a alguien que, en un momento dado, no eche mano al bolsillo y se lleve el celular a la oreja. Muy atrás quedan aquellos tiempos en que uno podía estar tranquilamente incomunicado e ilocalizable. Vamos, hace unos diez años. Ahora nos dice el tiempo, la hora, los resultados del fútbol, la lista de los reyes godos... y hasta sirve llamar.
Disfrutemos, pues, de él, pero con moderación, que nunca se sabe quién puede estar al otro lado... Por cierto, estoy pensando en cambiar de móvil...
I wanna tell you what's been goin' on
Operator give me Trans Atlantic
I sit alone as the night goes by
Stare at the phone and wait for your reply.
Sheena Easton. Telephone.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Episodio 62: Coge el teléfono

Saludos, amantes de las emociones extremas:
Un día está uno inmerso en su rutina diaria cuando suena el teléfono: "Oye, que tengo un par de entradas para ver al Estu, ¿te animas?". Y tanto que me animo. Mochila. Pa Madrí. Tal cual, sin más estruendos ni más nada. La rutina diaria se ha roto de repente, y el mundo no se va a hundir por ello.
A veces nos cuesta mucho vencernos y convencernos a nosotros mismos de que podemos cambiar nuestros hábitos, de que, por el hecho de que no lo tengamos planeado de antemano, no podemos hacer algo. Y de repente sucede algo que nos derriba el castillo en el que solemos refugiarnos del mundo, y fruncimos el ceño, nos rascamos la nuca y resoplamos. Nos quedamos mirando al infinito unos instantes pensando qué hacer, oxidados por la costumbre, hasta que, por fin, nos encogemos de hombros y decimos "pues venga". No estoy hablando ahora de los grandes cambios que suceden en nuestra vida y la cambian para siempre, sino de esas pequeños movimientos de las circunstancias, que insisten en no tenernos en cuenta a la hora de suceder.
Viviendo en España, el país de las improvisaciones por excelencia, parece que estas situaciones prácticamente carecen de importancia, y sin embargo, a veces nos cuesta amoldarnos a los imprevistos, como si no estuviésemos preparados para salirnos de nuestro sota-caballo-rey diario cuando, sin avisar, aparece un siete y nos hace un ídem.
Pero, creedme, estamos preparados. Os lo dice un tipo que ha convertido el no arriesgar en un arte, pero que también sabe respirar hondo cuando, de vez en cuando, llama a la puerta un "por qué no". Eso sí, estas ocasionales aventuras (por así llamarlas), igual que la rutina, hay que consumirlas con moderación, ya que, como los dos lados de la misma moneda que son, provocan adicción, y, cuando te quieres dar cuenta, empiezas a pensar que vivir así es lo más natural del mundo y todo el mundo hace igual, y te quedas a cuadros si el amiguete de turno se extraña de tu naturalidad cuando se trata de, ora acomodarte, ora liarte la manta a la cabeza y presentarte en mitad del desierto con una muda y un botellín de agua.
En definitiva: rutina bien, a ratos. Locurillas bien, a ratos. Y para comprobarlo, haced una cosa: trazad un plan... y no lo sigáis.
¡Suerte con la suerte!

lunes, 3 de mayo de 2010

Episodio 61: Comienzo de la tercera temporada: Un experimento

Hola, fieles seguidores:
La semana pasada tuvo lugar un hecho fortuito que no tuvo mayores consecuencias en mi vida. se me ocurrió reflejarlo en este serial, pero en seguida me surgieron dos posibles formas de hacerlo, es decir, dos temas diferentes sobre los que hablar a partir del mismo suceso. Así que he decidido que, ya que empieza el tercer ciclo de treinta episodios de vuestra serie favorita, voy a hacer un juego forma/fondo y voy a comenzar los dos próximos episodios partiendo del referido asunto, a ver qué tal queda el tema.
Naturalmente, como toda serie, hay que darle emoción, así que no empezaré ahora mismo. Estad atent@s a este mismo canal y espero que os guste la tont... el experimento...

martes, 13 de abril de 2010

Episodio 60: Yo mi abuelo soy

Hola, pezqueñines:
La semana pasada vi en dos días las dos versiones de Furia de titanes. La primera, que dirigió Desmond Davis en el 81, ya la había visto un par de veces hace ya años, cuando las teles estaban más interesados en el cine-cine que en los telefilmes baratos. La nueva, de Louis Leterrier, me convenció como espectáculo de entretenimiento, aunque se la podrían haber currado un poquito más, pero me dejó algo frío. No llegó a hacerme sentir tanto como la "antigua". Y del entrecomillado de la palabra "antigua" viene precisamente la conclusión a la que llegué: me estoy convirtiendo en mi padre. En cuanto a gustos, no en cuanto a otras cuestiones. El caso es que no puedo creerme que yo mismo considere antiguo algo de los 80, así que supongo que, o me estoy haciendo mayor, o internet me ha sorbido tanto el seso que me he convertido en un renegado de todo aquello que no incluya gráficos por ordenador.
Una de mis máximas favoritas es que todos somos hijos de nuestra época, y al pensar, y menear la cabeza indignado, en por qué ahora se están haciendo tantos remakes de películas de los 70 y 80, amén de crisis creativas etc., no puedo evitar comprender al fin algo que de más joven (cofff) se me escapaba. A todos nos gustan las cosas de nuestra época, simplemente porque es nuestra época. Y, por primera vez, puedo comprender que todas aquellas películas, canciones, sabores y olores que experimentamos en nuestra infancia y adolescencia son las que realmente definen la parte de nosotros que más nos gusta y que más añoramos una vez que pasamos a formar parte del negocio. Siempre me ha parecido muy bien que la gente mayor disfrute con Nino Bravo o comente cosas como "estos tomates ya no saben igual", pero gracias a mi nueva epifanía (por darse pisto que no sea), ahora lo entiendo mejor. También entiendo ese sentimiento que he tenido los últimos años en mi interior cada vez que iba al cine y que me decía que no disfruto tanto como antes con películas, que, en teoría, son parecidas a las que siempre me han apasionado. Solía achacarlo a que cuantas más películas ve uno, más sube el listón de exigencia, pero si eso fuera cierto, y teniendo en cuenta el precio de las entradas y las películas en dvd/blu-ray, ya no quedarían aficionados al cine. Supongo que mi época han sido los 80/90, y este nuevo siglo no ha llegado a superar las expectativas que sí superaron las décadas anteriores. O lo mismo es que estoy madurando. Venga, vale, ya podéis dejar de reiros.
Aún así, sigue habiendo misterios que no logro descifrar: ¿cómo alguien puede disfrutar con el tostón de Final Fantasy y similares, con lo que molaban el Tetris y el Monkey Island?, ¿cómo alguien se puede siquiera atrever a sugerir que Michael Jordan tiene a su sucesor en Lebron o en Kobe?, y, lo de que pretenden retomar la saga de Cazafantasmas, es coña, ¿no?
Bueno, sí, estoy exagerando, era una minibroma. Me gusta demasiado el hipertecnificado mundo moderno con sus ordenadores por doquier y sus revivals cíclicos como para quedarme anclado en mi colección de vhs. A la que, por cierto, algún día tendré que dar una solución... Vaya, creo que me está saliendo otra cana...


miércoles, 31 de marzo de 2010

Episodio 59: Diez cosas que molan

Hola, pitufines (y Pitufina):

Estoy decidido a abandonar una temporada el malrollismo que me ha invadido últimamente, y por lo tanto voy a dejar en la recámara algún episodio que tenía preparado para seguir arremetiendo contra nuestra alegre caterva de politicastros (uy, perdón, se me ha escapado...). Así que voy a empezar con una pequeña lista de, sí, lo habéis adivinado, cosas que molan:
-La perspectiva, si no se tuerce mucho la cosa, de visitar Barcelona varias veces este año.
-Mafia wars y Pokerstars. Qué vicio...
-La colección en dvd de Los Simpson, con sus cajas tan bien presentadas, su porrón de extras y sus regalillos, como el poster de conmemoración de los veinte años de la serie que viene en la décima temporada.
-Youtube, pese a los recortes que le están metiendo, sigue siendo una fuente cuasi-inagotable de humor y cosas interesantes. Esto es de lo mejorcito: http://www.youtube.com/watch?v=vgYhLIThTvk&feature=player_embedded
-Parece que por fin se aproxima la inauguración de la nueva temporada de... helados...
-Ver episodios nuevos de The big bang theory, El séquito y Cómo conocí a vuestra madre.
-La radio. Nos quedamos sin Lo que yo te diga, pero nos quedan La parroquia del Monaguillo en Onda Cero (menos cuando llama algún pesao) y Carrusel deportivo en la SER (menos cuando ellos se ponen pesaos). Ay, si no fuera por esos ratillos...
-El baloncesto que se nos viene encima: la fase final de la Euroliga (la Copa Europa no la menciono porque como no la retransmite ningún canal nacional... grrrr...), los play-offs de ACB y NBA, la gira veraniega de España que incluye partidazo contra USA, el Mundial de Turquía y el Barça-Lakers de pretemporada... ñam, ñam...
-Twitter. Una red social verdaderamente eficiente donde las noticias corren como la pólvora y la actividad también.
-Poder seguir diciendo a mi edad cosas como "mola" y "guay" a pesar de que ya no estemos en los 80 y de que algun@ piense: "anda que este...".
Esto es todo desde el país feliz, en la casa de gominola de la calle de la piruleta.
El hombre mágico.
Shiny happy people laughing
Meet me in the crowd
People people
Throw your love around
Love me love me
Take it into town
Happy happy
Put it in the ground
Where the flowers grow
Gold and silver shine.

REM. Shiny happy people.

sábado, 20 de marzo de 2010

Episodio 58: Menudo negocio

Hola, estimados clientes:

¿Os he mencionado alguna vez el negocio en estas líneas? Sí, hombre, esa teoría mía de que, en resumidas cuentas, hoy en día, salvo contadísimas ocasiones, todo se hace por y para conseguir dinero... Bien, pues últimamente me he encontrado algún que otro caso, digamos, pintoresco, que merece la pena comentar:

El primero lo podríamos denominar "negocio pillín". Al principio de esta temporada oímos que a Lebron James se le había ocurrido pedir a la NBA que retirase el número 23 de la camiseta de todos los equipos de la competición en honor al gran Michael Jordan, que sin duda se merece un gran homenaje por engrandecer el baloncesto de la manera que lo hizo. Como nadie le hizo mucho caso y el tema se quedó en anécdota, James ha vuelto al ataque anunciando que quiere, él, a título personal, cambiar su dorsal 23 por el 6, en homenaje al grande entre los grandes. Como quiera que ya hemos vivido algún que otro cambio de número, como el de Kobe Bryant, que pasó del 8 al 24, algunos (yo) pensamos que a lo mejor a quien quiere homenajear el señor James es, más que nada, a su cuenta corriente. Malpensados...
Segundo caso: negocio consumado. Este año no he dedicado un episodio a la ceremonia de los Oscars, como hice el pasado, porque me pareció simple y llanamente un petardo. Y tengo la impresión de que, más que por su calidad, que no le falta, En tierra hostil (Kathryn Bigelow, 2008), la película ganadora pasará a la historia por arrebatarle tal honor al artista anteriormente autodenominado Rey del mundo. Cada año, los entendidos se cansan de afirmar que los Oscars son los premios de la industria, y bajo esa lógica, Avatar debería haber ganado. Sin embargo, ¿cómo iba a beneficiar un premio a una peli que ya llevaba 700 millones de dólares sólo en Estados Unidos? Desde el punto de vista malpensadamente económico, está mucho mejor dárselo a una película baratita que, sin embargo, en su paso por los cines, no llegó a recuperar el dinero invertido, y así reiniciar su carrera comercial en las salas. Por el contrario, desde el punto de vista cinematográfico, el que más me interesa particularmente, cabría considerar que Avatar es una película meramente técnica y se merecía ni más ni menos que lo que se llevó: efectos visuales, fotografía y dirección artística. Su guión estaba demasiado, ejem, relacionado con otras películas ya vistas (Bailando con lobos, ¡Pocahontas!), y sus interpretaciones son un tanto... uhm... azules... Como anécdota, no ha faltado quien se ha quejado amargamente (otra vez) del conservadurismo de Hollywood al premiar una película de factura tradicional y no atreverse con una obra tan tecnológicamente arriesgada e innovadora.
Y el último caso podría llamarse negocio profundo. No por su importancia, sino porque ha tenido lugar en la España profunda en la que me hallo. Y además, está relacionado con la afortunada ganadora del Oscar a la mejor película, estrenada diez días antes de la ceremonia en los multicines más pequeños de una ciudad ya de por sí pequeña y relegada como curiosidad poco menos que de arte y ensayo a la sala más pequeña. Ahí la vi yo y ahí reposó En tierra hostil hasta que, oh, milagro, media docena de Oscars después, la cinta aterrizó en la sala más grande del complejo, esperando (rogando, me atrevería a decir) que la fanfarria hollywoodiense atrayera a los que no se hubiesen pasado aún a verla o a los que, de no ser por su repentina fama, ni siquiera se habrían planteado hacerlo.
Ay, el negocio...

The best things in life are free
But you can keep 'em for the birds and bees.
Now gimme money (that's what I want)
That's what I want (that's what I want)
That's what I want (that's what I want), oh-yeh,
That's what I want.

The Beatles. Money.

lunes, 15 de marzo de 2010

Episodio 57: I'm back

Hola... ¿hay alguien ahí?
Lo sé. Un mes. Demasiado tiempo. Pero he estado ocupado. Ocupado intentando ordenar las ideas para reflejar el cabreo que tengo con la situación que vivimos en un episodio de esta serie y que, si es posible, no fuese un rollo macabeo.

Intentando comprender por qué un diaro de tirada nacional califica a Michael Foot en su obituario como "el peor líder laborista de la historia" y lo tilda en letras grandes de "pusilánime y desaliñado".
Por qué un supuesto artista comprometido y progresista adorna la muerte de Orlando Zapata llamándole terrorista para a continuación añadir que lamenta su muerte, como la de todas las personas. Supongo que un intento de quedar mal con todo el mundo.
Por qué varios colegas del anterior se molestan en sacar un manifiesto apoyándole ante las reacciones que provocan dichas declaraciones. ¿Habrían hecho lo mismo si alguien hubiese hablado en esos términos de, pongamos, un antiguo adalid del comunismo?
Por qué, de repente, veinticinco años después de Live Aid, un evento que se supone sirvió para unir al mundo por una causa e intentar aliviar desigualdades e injusticias, se pone en solfa publicándose que el promotor de tal evento se quedó con la pasta, y con la que no se pudo quedar, fue a parar a la guerrilla para matar a más gente.
Por qué una persona que supuestamente es la alternativa al sistema bipartidista establecido y que además tiene como base de su ideario la unidad de España, la caga de forma tan estúpida insultando a todo un pueblo. Algunos aún estamos esperando el más mínimo resquicio de rectificación o disculpa.
Por qué, se hable del tema del que se hable, hay expertos que afirman con rotundos argumentos una cosa, y expertos que afirman con rotundos argumentos exactamenten lo contrario.
Por qué los políticos están demasiado ocupados en sus cosas, generalmente peleándose con los del otro partido, o entre sí mismos, como para ocuparse de los ciudadanos que les votan y les ponen en sus pedestales.
Por qué siempre todo es culpa de otro, por qué ya no se puede creer en nada sin ser tachado de esto o de lo otro, por qué los medios de comunicación se han vendido tan descaradamente a los focos de influencia políticos.
Y como no se me ha ocurrido nada, he decidido pasar del tema.
Buenas noches.
I feel the weight of the world on my shoulder
As I'm getting older y'all people get colder
Most of us only care about money makin
Selfishness got us followin the wrong direction
Wrong information always shown by the media
Negative images is the main criteria

Black eyed peas. Where is the love?

miércoles, 17 de febrero de 2010

Episodio 56: Españolada 2.0

Buenas tardes, querido público:
Varios incidentes aparentemente inconexos llevan a que este episodio esté dedicado al cine español: su omnipresencia en los medios, una discusión familiar, la temporada de premios y un capítulo de Friends. Procedamos.
Hablar de cine español ahora mismo es como contar uno de aquellos viejos chistes de "tengo dos noticias, una buena y otra mala". Por un lado, ha sido uno de los mejores años en taquilla, gracias a películas como Celda 211, Ágora o Planet 51. Por otro, ha sido un annus horribilis de polémicas por posibles fraudes en la producción, las leyes audiovisuales, del cine catalán, las ayudas de la UE... Ambas caras de la misma moneda le han hecho ocupar muchos minutos en los telediarios y muchas páginas en los periódicos, hasta el desconcertante punto de que, en ciertos momentos, parecía que nuestro cine era un enfermo con una salud de hierro.
Viendo uno de esos telediarios, durante una comida, comprobé descorazonado cómo hay gente a la que el cine español, no es que no le guste, sino que directamente le trae sin cuidado. Vamos, quen no perdería el sueño si no se hiciese una sola película española más. Y eso es muy preocupante. El cine es un signo de la cultura de un país, y un país sin cine es un país gris, apático, insignificante. Que para algunos las películas españolas y sus responsables despidan una imagen rancia, vulgar, de peleles de fama inmerecida y de chupópteros que sólo se mueven si les dan una subvención es algo que debe ser reparado de inmediato, en primer lugar, conminando a estas personas a que vean películas españolas, porque llevan años, décadas, sin verlas, y en segundo lugar, realizando una operación de chapa y pintura a la cinematografía nacional.
No parece un secreto que la imagen del cine español ha evolucionado desde el costumbrismo ligero, sólo crítico desde la metáfora (Bardem, Berlanga), a la españolada pura y dura de comedias con suecas y folclóricas (imposible de olvidar gracias a Cine de barrio), al cine de tetas y culos de la transición (ay, Ozores, cuánto daño has hecho) y de ahí al de travelos y yonquis de los 80 con el hoy respetadísimo Almodóvar a la cabeza, todo ello regado con algún que otro dramón bien espesito. Moraleja, los espectadores han tendido a huír de él como de la peste, ingiriendo a cambio, todo tipo de productos hollywoodienses, ya fueran buenos, regulares, malos o, directamente, infectos. Americanos, os recibimos con alegría. Llegan, por fin, en los 90 una serie de directores como Amenábar, Fesser, Médem, De la Iglesia, Díaz Yanes, León de Aranoa... y parece que la cosa empieza a cambiar un poco. Los números siguen sin cuadrar, pero el cine español va asomando. Y todo ello nos conduce al día de hoy, en el que varios de estos directores se han codeado en sus proyectos con las estrellas y en el que cada vez más intérpretes se aventuran a compaginar lo de dentro con lo de fuera. Aunque muchos sigan sin resignarse a que igual las películas españolas no están tan mal. Entre otras cosas porque se dejan de hacer solamente dramas superintensos y comedias facilonas y se comienza a hacer terror, ciencia ficción, policíaco y, en general, algo más del gusto de la calle.
Más reciéntemente aún, con el anuncio de las nominaciones a los Oscars de este año, me puse a hacer un repaso por las películas oscarizadas de esta década, llegando a la triste conclusión de que, al contrario de lo que sucedió con las de la pasada, muy pocas van a pasar a la historia del cine o a ser recordadas como grandes películas, no pasando de la categoría de "buena". Este estancamiento del cine norteamericano contrasta con la cada vez mayor calidad del cine patrio.
Y, por fin, la ceremonia de entrega de los Goya que tuvo lugar el domingo. Amén de ser la mejor que yo haya visto nunca (durante varios años dejé de verla para no mosquearme), me impactó de verdad el discurso del presidente de la Academia, Álex de la Iglesia. Un discurso sustancioso y que sonaba sincero, tanto que incluso podía llegar a ser sospechoso para los más suspicaces. En él, invitaba a los profesionales a trabajar con humildad, a reconocer los errores y a hacer películas interesantes para fortalecer la industria. Y más que fortalecerla, yo creo que lo que le hace falta a la industria del cine español es acabar de nacer, puesto que el sistema actual no me parece demasiado factible a largo plazo.
¿Ideas? A mi parecer, es necesaria la inversión de gente que arriesgue su dinero para hacer películas que gusten al público y que sean susceptibles de ser rentables, y no sólo las televisiones; es necesario que sigan apareciendo nuevos directores para que esta revitalización no acabe en un desierto, hay que confiar en "los nuevos"; es necesario encontrar, invadir, si hace falta, los mercados europeos y estadounidenses: véase el ejemplo de Planet 51, que si de algo peca, es de ser demasiado americana y demasiado poco española; es necesario que el cine español no vuelva a caer en lamentables ejercicios de servilismo político, para evitar provocar el desprecio de parte de la sociedad y al mismo tiempo convertirse en prisioneros de determinadas posiciones o personas; y sobre todo, es necesario gastar mucha pasta en promoción. Y comenzar por los Goya es un buen comienzo. He leído que De la Iglesia, aparte de escenificar la reconciliación de la Academia con Almodóvar, quería traer a gente como Tarantino o Edward James Olmos, pero, oh, la crisis, no lo ha hecho posible. En cualquier caso, esperemos que no se repitan los tiempos en los que los presentadores (e incluso los nominados) de los Goya se pasaban la noche con cara de "estoy aquí porque le debía un favor a alguien". Hay que colocar las películas españolas en letras grandes y en programas gordos, y deshacer la ecuación, acomplejada, de "cine español=bueno=aburrido=no comercial".
¿Y lo del capítulo de Friends? Tras ver la gala, muy reconfortado y optimista ante el futuro, me acordé de cuando Monica tenía miedo de meter la pata en una fiesta familiar y que su madre le dijera que había hecho una "monicada". Entonces, Phoebe le proponía cambiar el significado de "monicada" por el de algo bien hecho. Pues vale, a partir de ahora, propongo cambiar el significado de españolada, esa funesta palabra que aún se arrastra por ahí, por el de "película española que gusta al público y triunfa en mercados nacionales e internacionales". Pues venga, todos a hacer, y a ver, españoladas.
Y perdón por el rollo.


Ya sé que no tiene nada que ver con el tema de hoy, es por desengrasar un poco con una buena canción...