sábado, 28 de febrero de 2009

Episodio 8: En la alfombra roja

Buenas tardes, miembros y miembras de la academia:
Como ya dije en otro boletín de este noticiario-culebrón, tengo mi parte de mitómano, o de freak si se quiere decir de forma menos elegante. Y una de mis frikadas consiste en no perderme anualmente la ceremonia de los oscars de Hollywood. Durante un par de años tuve Canal+ y pude verla, pero casi siempre la sigo a través del maravilloso programa especial que anualmente hace El cine de lo que yo te diga, de la cadena SER. Si no lo habéis escuchado, dadle un tiento: los sábados de 16:00 a 18:00, y también podéis bajároslo en mp3 desde www.loqueyotediga.net. Merece la pena. Si no me fallan los cálculos, esta ha sido la decimosexta ceremonia que me tiene despierto casi toda la noche del domingo (antes lunes). Ir al día siguiente a currar es duro, pero, como ya dije también, ciertas cosas hay que presenciarlas en directo. Hace mas ilu, o sea. Además, siempre se puede echar uno una cabezadita mientras los documentales...

Que los premios sean o no parte del negocio me da igual, ya que hoy en día todo es parte del negocio. Las guerras son parte del negocio porque sirven para alimentar la industria armamentística; las obras de caridad son parte del negocio porque sirven para desgravar impuestos; las elecciones son un negocio porque sirven para gastar millones en publicidad y propaganda; las enfermedades son un negocio porque activan la maquinaria farmacéutica. El mundo en general es parte del negocio. Olvidemos el negocio y vivamos (mensaje sin patrocinador: su publicidad aquí, su publicidad aquí).

El caso es que me gustan los oscars, por más que algunos años la ceremonia haya sido un auténtico coñazo. Son una especie de reflejo de cómo debería ser la vida: un montón de gente, cada una de su padre y de su madre, junta llevándose la mar de bien, todos guapetones y sonrientes. Creo que fue Denzel Washington quien dijo que en Hollywood el único color que importa es el verde (volvemos al negocio), lo que explica cómo es posible que ya en 1939, cuando los derechos civiles eran casi cosa de risa, Hattie McDaniel ganó el primer premio a una actriz negra (vale, de color, de color marrón, concretamente. De las chorradas lingüísticas hablaremos otro día) por su inolvidable personaje de Mammy en Lo que el viento se llevó, esa película tan larga... Hace un par de años, la cantante Melissa Etheridge, y este mismo año el guionista Lance Black han podido agradecer el galardón a sus parejas homosexuales sin que nadie se rasgase las vestiduras, y un espectáculo con tanto calado en todo el mundo es posible que aporte un poco de normalidad al mundo en general, y al mundo gay en particular, que también le hace falta.

El oscar lo han ganado personas llegadas de montones de países del mundo, de casi todas las razas posibles y de muy distinta condición por obras también muy distintas. La suerte que hayan corrido sus carreras después no depende del premio, pues ya se sabe que la fama y el éxito tiende a ser efímeros y caprichosos. Además, es casi la única forma de que veamos a casi todas las personas que hacen una película. Muchas veces sólo nos acordamos de actores y directores, y el hecho de que el cine es cosa de mucha más gente queda en nuestro subconsciente. Y esos segundillos en los que salen cinco técnicos de sonido a agradecer el premio a su esposa son, al fin y al cabo, un acto de justicia.

En el apartado estrictamente cinematográfico, creo que hay pocos debes. Más tarde o más temprano, todo aquel que hace algo bueno por el cine, se lo acaba llevando. Siempre se citan los ejemplos de Alfred Hitchcock o Edwar G. Robinson como grandes que nunca consiguieron un oscar, pero... eso, que siempre se citan esos ejemplos. Además, el premio es por una obra concreta, no a una carrera, y toda votación es subjetiva. Es cierto que a Hollywood le gusta el almíbar, y que en 1980 ganase Gente corriente en lugar de Toro salvaje a algunos les sabe a cuerno quemado, valga el chistecito. Otra maldad que se les podría achacar a los académicos es la dificultad que tienen para olvidar el pasado del algunas estrellas. No perdonaron a Bill Murray que se hiciera famoso con El pelotón chiflado y otras maravillas similares, o que Jim Carrey se llenase los bolsillos con Ace Ventura y La máscara antes de convertirse en actor serio. En cambio se reconciliaron con los años de bomba sexual de Kim Basinger y con las turbulencias de un Roman Polanski declarado persona non grata en Estados Unidos. Este año también han pasado por alto a Mickey Rourke, cuando todo el mundo le veía ya dando el discurso de agradecimiento, quién sabe si por sus años de tarambana en los bares y en el ring.

Y ya que hablamos de Rourke, vamos a la ceremonia de este año, que, por cierto, tenía muchas papeletas para que fuera un rollo. Hasta yo, que soy malísimo para esas cosas, he acertado casi todos los ganadores en la porra de imdb.com. Sin embargo la ceremonia resultó bastante entretenida en la radio (aún estoy esperando a poder verla). Los números musicales, la alternancia de premios artísticos y técnicos, los numeritos cómicos de Ben Stiller o Steve Martin y la rapidez con la que se repartieron los premios, en tandas de dos o tres, hicieron que no se alargase mucho la cosa. La aparicion de cinco estrellas premiadas para repartir cada uno de los oscars de interpretación no parece mala idea si no la sobreexplotan, aunque no me parece muy acertado que cada uno de ellos se dirigiese a un nominado en concreto. Yo me moriría de vergüenza si Robert de Niro se pusiese delante del patio de butacas y del mundo entero a decir cómo le molo... Al final, resulta que cada actor ganador es de una nacionalidad diferente, y la mejor película se la llevó Slumdog Millionaire (que espero ver esta misma semana) otra muestra más de la globalización hollywoodiense.

¿Habéis visto? He conseguido acabar sin decir cosas como "preciada estatuilla", "eunuco dorado", "la noche más esperada", "la meca del cine" o "Meryl Streep en su decimoquinta nominación". Otro día me meteré en fregados más marujiles, que creo que ya está bien.
¡Disfruten de la película!

The show must go on...
Inside my heart is breaking, my makeup may be flaking
but my smile still stays on...
The show must go on. Queen.

martes, 24 de febrero de 2009

Episodio 7: Peeeeeeeeeeeeee!!!!!!

Buenas noches, querid@s cinéfag@s:
Repasando su filmografía en imdb.com, resulta que de las 45 películas que ha estrenado Penélope Cruz sólo he visto cuatro, y en una me quedé dormido... era después de comer, yo iba en un autobús y... bueno, y la película era Bandidas, ¿qué más puedo añadir? Además, ninguna de las tres y media es Vicky Cristina Barcelona, así que no voy a juzgar ni por asomo su talento interpretativo. Prometo intentar ver alguna más. Las tres películas que he visto enteras me gustaron, y ella estaba bien. A pesar de esto, me da un poco de rabia la reacción por parte del universo en pleno tras ganar el oscar el pasado domingo. Los medios se han deshecho en halagos sobre lo maravillosa que es y cómo ellos ya sabían que iba a ganar y cuán orgullosos estamos todos de este gran triunfo, con un tufillo lameculos que tira patrás. Por el contrario, el pueblo llano parece un tanto fastidiado, a tenor de ciertos comentarios que he leído en diversos foros. De repente, Pe les parece repelente, mala actriz y debería haber ganado cualquier otra de las nominadas. En las preferencias de los ultrajados parecía estar Viola Davis por La duda.
Tal contraste de opiniones me hace pensar que la gente tiene unos gustos un tanto volubles. Con su apariencia pasa algo parecido: algunos opinan que es bellísima incluso cuando eructa en un anuncio y otros que qué espanto, por Dios. Particularmente, a mí me parece normal tirando a atractiva, sobre todo si la enfocan bien. Y sobre el oscar, pues me alegro de que haya ganado porque se oiga por ahí un poco de España. Así que, como seguro que me lee: ¡Enhorabuena, Pe!
¡Estáis nominaos!
Penélope
con su bolso de piel marrón
y sus zapatos de tacón
y su vestido de domingo...
Penélope. Joan Manuel Serrat.

Episodio 6: Nadie conoce a nadie

Hola, mis desconocid@s amig@s:
Como esto de las noticias importantes parece tener la manía de alcanzar su momento álgido durante los fines de semana, he preferido, como la pasada ídem, aprovechar algún rato entre medias para dar una opinión que nadie me ha pedido sobre los oscars y la Copa del Rey de baloncesto Que luego se me acumulan las cosas, y, desgraciadamente, las noticias caducan, como casi todo.

Pero antes quería aclarar una cosita. No es necesario, pero me lo pide el cuerpo: esta serie de trivialidades que (ojalá) estáis leyendo las escribo a piñón fijo. Me parece que lo que se escribe en un "diario", aunque sea poco ortodoxo, debe salir de las tripas, sin preparación previa, guiones ni bocetos. Así que cuando abro la página de Nuevas entradas, me pongo a escribir, luego corrijo alguna falta que siempre hay, por poner los dedos mal, principalmente, y cambio alguna palabra por otra que me suena mejor. Y ya está. En total, unos veinte minutos. Tampoco tengo mucho más tiempo, y la verdad es que dedicar mucho tiempo seguido a lo que sea me aburre (excepto a dormir).

¿Por qué me molesto en aclarar esto, os preguntaréis (ojalá)? Pues simplemente quiero evitar que a alguien le siente mal cualquier cosa que lea por aquí ahora o en el futuro (aún no me he metido con nadie...). No me dedico a meditar los comentarios o las ideas que en este blog expongo, ni mucho menos a pensar "voy a escribir esto pa joder a Fulanito". Simplemente, me salen y ya está. Supongo que al salirme de dentro reflejan más o menos lo que soy yo, pero la verdad es que internet mediatiza mucho las cosas. Quiero decir que resulta mucho más fácil refugiarse en el anonimato y/o la distancia que ofrece la red a la hora de soltar cosas que uno no soltaría tan fácilmente por falta de confianza, de interlocutor o simplemente de aptitudes sociales. Y cosas tanto buenas como malas: a mí me resulta mucho más fácil ser cariñoso o simpático a través del ordenador, sin ese algo invisible que me frena, que en persona, incluso con mis seres queridos.

Vergonzoso, lo sé. Hace poco comentaba con una persona (sí, a través de internet) que aquí nadie es quien en realidad es, y ella disentía, diciendo que ella es igual en todas circunstancias. Y la verdad es que creo que tiene razón, hay gente que no tiene dobles personalidades escondidas en el teclado y que se muestran tal y como son. Pero no es fácil distinguirlas, así que no me queda más remedio que pensar que en este medio virtual en el que todos estamos más cerca aunque estemos al otro lado del globo, nadie conoce a nadie.

Resumiendo, no tengo intención de desdecirme, pero si en algún momento me diese cuenta de que he metido la pata, no tendría reparos en apretar el botón de Editar. Aunque puede que no llegue a saber nunca si al rectificar dejaría de ser yo o sería mi personalidad real la que se tragase sus palabras.
Feliz navegación, internautas.

I am me as you are he as you are me and we are all together...
I am the walrus. The beatles.

domingo, 22 de febrero de 2009

Episodio 5: Buargh!!!!

Muy buenas, estimad@s clientes:
Supongo que, a estas alturas, casi tod@s habréis visto en la tele ese edificante anuncio en el que un caballero tiene un repentino "ataque de indigestión" al ver su desorbitada factura de móvil. Pues el spot tiene ahora su correspondencia en internet, como no podía ser menos, en forma de banner en el que podemos contemplar en primer plano el "producto interior bruto" del protagonista sobre la hinchada (y sucia) factura. Un asco, vamos.

Lo poco que he estudiado y practicado sobre creatividad me induce a pensar que la mejor definición de ésta no es más que "lo que a uno se le ocurre después de pasar mucho tiempo pensando a ver qué se le ocurre". Y, como en casi todo, también hay modas. Si al principio la publicidad reproducía el modelo antiguo de sociedad con la mujer en la cocina y el hombre llevando el pan a casa, después se convirtió en el modelo idílico de familia superfeliz de la muerte, y más tarde vinieron los anuncios bonitos. Baste recordar los de la bebida refrescante que todos conocemos o los primeros de aquella compañía de teléfonos que antes era verde y ahora es naranja, pura poesía en movimiento. También hubo una oleada de publicidad que apelaba al sentido del humor del potencial consumidor, y otra de tías buenas (¿llegaría la maciza aquella a encontrar a "Jacques"? ¿Quién era "Jacques" y por qué tenía tanta suerte, el puñetero?).
Los anuncios han llegado a crear éxitos en las listas musicales, hasta el punto de sacar discos con canciones publicitarias y de que a los espectadores nos dieran ganas de hacer zapping inverso: cambiar los programas más aburridos y esperpénticos por anuncios buenos, graciosos, chispeantes. Algunos han hecho famosos a mayordomos, a señores calvos y a niños repelentes adictos a llamar por teléfono. Incluso a un perro sin escrúpulos. Hemos llegado a ver centollos gigantes anunciando refrescos y a Richard Clayderman en su piano sin control (y una maratón).

Últimamente la moda parece consistir en impresionar al público, sea como sea, lo que da pie a cosas raras y, a veces, simplemente horripilantes. Da lo mismo un coro multitudinario cantando a capella que un tipo echando la pota o uno que tiene espasmos semiorgásmicos al comprobar lo barato que le ha salido a su vecino el frigorífico. Y también hay filtraciones misteriosas: ahora mismo podemos ver dos marcas distintas, un coche y unos seguros, que usan la canción de Rocky III. Y eso que, según declaraba recientemente un creativo publicitario en un telediario, para convencer al target en medio de la crisis se buscan los mensajes positivos y el sentido del humor...

Yo particularmente me quedo con las cuñas radiofónicas, y no sólo con las míticas de Carrusel deportivo, sino con las de los mismos anunciantes que en televisión no parecen cogerle el punto a la cosa. Supongo que carecer de imagen agudiza los demás sentidos, como les ocurre a los ciegos. Gracias a estas cuñas nos enteramos de que los coches tienen junta de la trócola y que es carísimo arreglarla, que las cosas se ven de otra forma cuando uno es millonario (vaya sopresa) y de que cuando llega el frío hay que echar las cadenas al maletero.

Pero como ya digo que todo son modas, esperemos que dentro de poco vuelva una oleada de anuncios inolvidables que hagan que merezca la pena que en mitad de una buena tanda de publicidad nos pongan una película.
¡Felices compras!

Tengo gambas, tengo chopitos, tengo croquetas, tengo jamón...
Aquel anuncio de la ONCE...

sábado, 21 de febrero de 2009

Episodio IV: Una nueva esperanza

Buenas noches, mis pequeñ@s padawans:
No me he podido resistir. Al llegar el cuarto episodio de este particular culebrón-noticiario tenía que hacer referencia a la mítica saga de las galaxias. No soy un fanático de la criatura de Lucas, pero me gusta lo suficiente como para hacer la coñita.

Supongo que soy tan mitómano como el que más y el que menos, aunque nunca he llegado a extremos como pintarme la cara, disfrazarme o dormir a la puerta de un estadio para conseguir entradas. La mitomanía es una manera de vivir como cualquier otra, y no me parece más extraña como la de los que se levantan a las cinco de la mañana para irse a pescar o se patean el rastro para conseguir nuevos ejemplares para su colección de loquesea. En la vida no todo es trabajar, comer y dormir (de sexo ni hablamos), y en este mundo hay tantas cosas a las que dedicar el tiempo que uno acaba eligiendo y centrándose en algo especial, algo que, por lo que sea, nos llega más al corazón. La mitomanía sería el escalón siguiente a la mera afición, y el hecho de que el "algo" referido no sea algo sino "alguien", no es más que un matiz. Los ídolos o héroes no son más que una parte de nuestro reverso luminoso, una persona a quien nos gustaría parecernos, o por lo menos estar en su círculo. ¿Quién no se ha puesto nervioso secretamente pensando qué haría o diría si pudiera estrecharle la mano a Fulanito o Menganita? Yo lo tengo muy claro: tragar medio litro de saliva, balbucear algo ininteligible (más de lo habitual) e intentar no hacer alguna tontería.

Los mitos son sanos, recomendables, incluso, porque, igual que todos necesitamos creer en algo/alguien, todos necesitamos reflejarnos en algo/alguien. Llenarse el cuerpo de tatuajes con extraños símbolos, rebuscar en la basura de un famoso o intentar matar al presidente Reagan ya se encuentran en otra categoría muy distinta, insana y peligrosa. Así que, trekkies del mundo, ya sabéis: no permitáis que os llamen locos.

Y ahora viene la despedida previsible...
¡Que la fuerza os acompañe!

Dear Chasey Lain
I wrote to explain
I'm your biggest fan
I just wanted to ask
Could I eat your ass?
Write back as soon as you can.

The ballad of Chasey Lain. The bloodhound gang.

Episodio 3: Ta to bien

Hola, querid@s pacientes:
Hoy traigo un saludo especial a mi numerosíiiiiiiiisimo club de fans, que se alegrará de saber que mi última analítica ha salido de perlas. Parece que estoy estupendamente, o al menos que no estoy peor que antes, porque lo que estaba ahí sigue, y lo que te rondaré, morena.

Siempre me ha puesto muy nervioso ir al médico, y no porque no esté acostumbrado, sino porque siempre pienso que me van a encontrar algo raro. Vamos, que cualquier día voy a salir de la consulta con el Síndrome del Espectador. Y es que la ciencia avanza que es una barbaridad, y cada vez es más fácil que, si te buscan, te encuentren algo. Lo que no parece tan fácil es que encuentren al mismo tiempo una solución a ese algo, así que es bastante posible que te quedes con el "regalito" una buena temporada mientras te van haciendo pruebas y dándote medicamentos.

Nunca he dudado de lo que me haya dicho un doctor, y es que mi amplia experiencia clínica se ha solido saldar con buenos resultados, con lo que no puedo por menos que sentir un respeto reverencial por la profesión médica. La simple idea de que alguien decida dedicar su profesión a buscar solución al sufrimiento ajeno (porque sospecho que eso es lo que más se encuentra un médico a lo largo de su carrera, gente sufriendo) ya me parece lo más loable.

Pero eso no evita que ir al médico sea muy estresante, incluso si sólo va uno a hacerse un chequeo "de rutina". Esos suelen ser los más traidores... Y cuando te encuentran "algo", como dije más arriba, acabas yendo cada dos por tres a pruebas, análisis y demás, tomando "estas pastillas" y rezando para que cumplan su cometido, y sobre todo pendiente de los consejos del médico de turno. Vamos, que estás en buenas manos, pero jodido al fin y al cabo.

En fin, que gracias a mis excelentes niveles de colesterol y glucosa en sangre me he librado de pinchazos por una temporada, pero, como en las malas películas de terror, un dolorcillo raro puede aguardarme detrás de cualquier esquina, para producir una (mala) secuela de La angustiosa espera de los resultados: próximamente en su hospital más cercano.
Salud y buenos alimentos.

Oiga, doctor, a ver si tengo cura,
sólo quiero ser yo, y ahora parezco mi caricatura...
Oiga, doctor. Joaquín Sabina.

jueves, 19 de febrero de 2009

Episodio 2: Rudy, Pau, y también Marc

Buenas tardes, querid@s animador@s:
Como el fin de semana se presenta cargadito de cosas y aún no he comentado nada del All Star Game, voy a adelantar un poco aprovechando un respiro.

Definitivamente, los yankees son la mar de desconsiderados con los pobrecitos europeos que nos levantamos a las tantas a ver el fin de semana de las estrellas (o no nos acostamos, directamente). Pero bueno, estas cosas hay que verlas en directo, aunque no resulten todo lo espectaculares que a uno le gustaría.

Lo mejor del evento fue el partido de rookies contra sophomores del viernes. O sea, jugadores de primer año contra los de segundo. En él, Rudy Fernández y Marc Gasol hicieron un buen papel, aunque siempre hubiera deseado uno que se metieran el partido en el bolsillo, cosa muy complicada con los bichos que había en el parqué. En los veteranos, Kevin Durant demostró el pedazo de jugador que va a ser porque ya lo es, mientras en los novatos O.J. Mayo y Michael Beasley se tiraban hasta las zapatillas sin conseguir mucho. Marc Gasol está mostrando un juego bastante sólido y eficiente, con eficacia bajo el aro y visión de juego a la hora de pasar el balón, aunque está claro que aún tiene que mejorar. Si sigue trabajando y tiene algo de suerte (y un equipo en condiciones), puede llegar muy lejos.

El sábado era el turno de los concursos. El de triples una chufa, por ir abreviando. Y tras un rato y una minicabezadita llegó el esperado, el de mates. Los dos mates de Rudy, soberbios. Una pena que en el segundo tardase tanto, porque era una maravilla. Aún así, no se le puede quitar mérito a una maniobra que podría haber acabado con sus sesos en el tablero. El jurado prefirió a la hora de puntuar el circo que montaron Howard y Robinson, porque la verdad es que los mates sonaron a vistos. En concreto, el ganador me recordó a la primera vez que vi algo así, en España, al "estudiantil" David Russell. Pero no deja de ser alucinante ver cómo Nate Robinson, de 1,75 según estadísticas oficiales, salta por encima de Dwight Howard, de 2,11. Rudy, y todos, se quedó planchado al ver las puntuaciones que le dieron. Al final dijo que no participaría más, y es una pena que no pudiera ejercer de Obama en el concurso de mates, pero si ser blanco no es bastante (recordemos a Brent Barry, que ya ganó), ser europeo ya es demasiado. A mí me encantaría verle el año que viene en el de triples, porque siendo tan versátil puede enseñar a los que aún duden de su calidad que es capaz de enfrentarse a lo que se le ponga por delante, incluyendo, por qué no, también el concurso de habilidades, que ganó el número 1 del draft Derrick Rose. Y porque podría ganarlo.

Y por fin, el punto culminante. El domingo, el partido entre Este y Oeste comenzó como siempre, acelerado, con los jugadores haciendo de todo, tirando desde cualquier parte del campo, riéndose, pasándoselo pipa, en definitiva. Pero poco a poco, el Oeste se fue distanciando, por mayor acierto en los tiros y más cabeza. El Este tenía muchos nuevos, y Phil Jackson administró mejor los minutos que Mike Brown. A partir del descanso el partido como tal se fue difuminando, y acabó siendo una pachanga. Apenas se vio a Yao; no recuerdo ver hacer nada especial a Iverson, ni siquiera a Howard. Los que más chuparon cámara fueron, como casi siempre, Shaq, Kobe (MVP conjunto) y Lebron. Los jugadores disfrutaron; los aficionados norteamericanos seguramente también; los que lo veíamos a deshora, no tanto. Pau hizo un buen partido (14 puntos y 8 rebotes), pero se mostró tímido, le faltó "desmelenarse" un poco. Más que probablemente le dedicaré una página de este noticiario a él solo más adelante, así que tampoco voy a añadir más.
Y esta es mi crónica de un fin de semana de poco dormir. Espero no haberos rayado mucho.
High five!

De Fernando Martin hasta Pau Gasol,
el basket control me aburre
Lo mio es el showtime, de tu a tu
Contrataque, alley hoop y mate.
Juega. Nach.

lunes, 16 de febrero de 2009

Episodio 1. Marta

Hola, querid@s congéneres:
Yo, que acostumbro a mirar confuso y despistado el mundo, no alcanzo a comprender que ocurran cosas como esta, e incluso peores, cada vez con más frecuencia. No sé si será que los telediarios han provocado una moda horrible sacando todos los días noticias como la de Marta, o esto ya pasaba antes y nadie lo contaba. O que nadie piensa en la justicia, y ya no pasa nada. Tampoco entiendo que se hagan manifestaciones pidiendo a la policía que se ocupe de algunos casos mejor que de otros, pero la verdad es que no entiendo la mayoría de las manifestaciones callejeras, así que dejaré ese tema aparte. No sé si será por la crisis económica o la crisis de valores, por internet, por los medios de comunicación, por el vértigo de la sociedad moderna, por los niños-llave, por el nihilismo, por la postmodernidad o porque sí. Pero no dejo de tener la sensación, porque lo mismo todo esto es una sensación mía, no sé, de que nos estamos yendo al carajo por correo urgente (alivio humorístico: premio para el que adivine de qué película es esta frase), y lo único que podemos hacer es lamentarnos por las víctimas inocentes, mientras los que deberían poder hacer algo se limitan a condenar delante de las cámaras repitiendo que todo cambiará.
Descansen en paz todas ellas.
What do you say when someone's been taken that way
before they've had a day to fly in the sun?
You say "get up and dance, get up and smile,
get up and drink to the days that are gone in the shortest while.
Oh, get up and dance, get up and smile,
get up and drink to the ones that are gone in the shortest while".
One for the road. Ocean colour scene.

domingo, 15 de febrero de 2009

Episodio piloto

Bienvenid@s tod@s:
Me apetecía tener un blog. Recuerdo que de pequeño, inspirado por las tiras de Mafalda, me puse a escribir un diario en un cuaderno que encontré circulando por mi casa. Me duró un par de semanas, por falta de contenidos y de constancia, más que nada. Ya en la era digital, y tras un intento fallido hace unos años, cuando no era el momento, me decido a iniciar esta crónica de mis aventuras por el universo más como un ejercicio de autodisciplina, que falta me hace, que como algo superhipermeganecesario para mi existencia. Los fines de semana, o cuando tenga tiempo y ganas, me dejaré caer por aquí a contar cosas sin orden ni concierto. Lo de los contenidos creo que lo he solucionado razonablemente. Lo de la constancia ya es otro tema. Así que ojalá os guste y, con suerte, incluso aprendáis algo.
Un saludo.
Hello, hello, hello... Are you out there?
Hello. Poe.