viernes, 28 de agosto de 2009

Episodio 41: Peor se pasa en la mina

Hola a quien corresponda:
No sé si he mencionado alguna vez a lo largo de esta serie que cada vez que tomo una decisión, la cago. Pues después de la última, que podría ser una oportunidad de cambiar mi vida y blablablabla, ya me estoy arrepintiendo. Soy una especie de rainman, llevo fatal los cambios bruscos. El lunes se cena tortitas y el caramelo tiene que estar encima de la mesa. Ahora estoy angustiado de nuevo porque todo el mundo me pregunta qué voy a hacer y yo no sé que contestarles para no quedar como un idiota. Me gustaría ser uno de esos adolescentes descerebrados que le gritan a todo el mundo que les dejen en paz y se encierran en su habitación a escuchar a Nirvana a toda castaña. Pero no me gusta Nirvana. En la televisión no dejan de decir lo mal que está todo y lo jodidos que estamos. Un momento cojonudo para pretender cambiar de vida. Y en el fondo, lo que más me disgusta es sentirme (una vez más) como una drama queen que se queja sin motivo, un idiota débil y llorica. Me siento como si hubiera hecho algo malo, como si me hubieran pillao con droga. Y francamente, no me apetece que nadie me sermonee diciéndome otra vez lo afortunado que soy por tal y por cual y lo mal que lo pasa la gente en el mundo. Eso ya lo sé. Y creedme, los problemas de los demás no solucionan los míos, ni me levantan el ánimo lo más mínimo. Me estoy repitiendo. Mejor será que lo deje por hoy. Perdón por el párrafo. No sabía por dónde cortar, ni me apetecía pensarlo.

Soy minero, y templé mi corazón con pico y barrena
soy minero, y con caña, vino y ron me quito las penas
soy barrenero porque a mi nada me espanta
y solo quiero el sonido de una taranta...
Soy minero. Antonio Molina.

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