martes, 11 de agosto de 2009

Episodio 39: La muerte de vacaciones

Hola, simples mortales:
Llevamos un verano más que aciago en cuanto a fallecimientos de personas ilustres. Dicen que no hay dos sin tres, pero esto está comenzando a resultar absurdo. Cuando murieron Michael Jackson y Farrah Fawcett no nos imaginábamos que la lista iba a continuar con tantas personas más o menos conocidas por el público, desde Julián Lago a John Hughes pasando por Willy Deville y Dani Jarque. Hoy mismo ha muerto el empresario televisivo Valerio Lazarov. Parece que la Muerte, ramera de rostro enjuto, no nos va a dejar disfrutar de las vacaciones.

Sé perfectamente que cada día mueren en el mundo muchas, demasiadas personas, en sus casas, en los hospitales, en puestos de combate o tiradas en la calle, pero es esta una consciencia sorda, que uno tiende a arrinconar en la última curva de su cerebro. Sin embargo, el hecho de que la muerte visite a personas famosas, y muchas veces de manera prematura, nos coloca, al menos a mí, en una posición mucho más frontal con ese futuro que a todos nos espera y que todos sabemos pero que, una vez más, tendemos a arrinconar prudentemente durante nuestra vida. Puro instinto de supervivencia.

El ser humano parece haberse acostumbrado a vivir rodeado de destrucción, miseria y muerte como una parte más del espectáculo que la naturaleza nos ofrece, costumbre propiciada por esa gran cualidad y al mismo tiempo tragedia inherente a nuestro carácter humano: la adaptación a todo aquello que nos toca pasar. De esa adaptación merecerá la pena hablar en otro momento, porque, a día de hoy, la verdad es que el protagonismo en las noticias lo ocupa día sí, día también, la Muerte (sí, ramera de rostro enjuto...). Por si fueran pocas las defunciones "célebres", tenemos que sumar las ya también usuales noticias de aquellos que salieron a la carretera y no volvieron; las víctimas de la violencia de género, que se han convertido en parte del paisaje funesto de nuestra sociedad; el acecho de la gripe A, que al principio tenía aspecto gallináceo y ahora lo tiene de buitre carroñero; y, como guinda, unos gilipollas encapuchados que se creen salvadores del pueblo oprimido (sic) y se dedican a cometer asesinatos en serie a la altura de cualquier psicópata de mierda de película barata.

Me voy. Me piro. Me largo de vacaciones unos días bien lejos de las noticias, de la televisión, e incluso de internet, aunque seguro que acabo picoteando. Tal vez la Muerte, ramera de rostro enjuto, no me siga. Por eso no os diré mi destino. Os lo contaré cuando vuelva, y os traeré una foto con el mar de fondo, mar al que pienso tirar esta peste a muerte que se me ha pegado a la piel.

Hasta entonces, seguid viv@s.
Always look on the bright side of life.
For life is quite absurd
And death's the final word
You must always face the curtain with a bow.
Forget about your sin
Give the audience a grin
Enjoy it, it's your last chance anyhow.
Always look on the bright side of death.
Just before you draw your terminal breath.
Always look on the bright side of life. Monty Python (BSO La vida de Brian).

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