viernes, 21 de agosto de 2009

Episodio 40: ¡Qué calor!

Felices y calurosas tardes:
¿Hace calor, eh? La mayoría de las provincias españolas están atravesando una de esas bonitas olas de calor que nos visitan casi todos los años por estas fechas, y cada quién se refugia o se refresca como puede. Y es que estamos en agosto, amig@s, y sudar es lo que toca. Asándose vuelta y vuelta en las playitas, bailoteando por las noches en la disco de turno, soportando el traje y la corbata a deshoras, o como a cada uno se le ocurra hacerlo. El caso es que muy pocos se libran.

Parece que fue ayer cuando aún nos quejábamos de que hacía frío para la época del año en que estábamos, que si el invierno estaba siendo muy duro (¿os acordáis de las nevadas de Madrid?), que si parecía que la primavera no iba a llegar, que si ya estábamos en junio y aún no hacía calorcito. Y a finales de dicho mes, ya había gente que estaba deseando que se liase a llover y no hiciese tanto calor... Comenzaba a rumorearse que el verano iba a ser igual que el invierno, "durillo", y que nos íbamos a secar al sol como las pasas.

Y es que no estamos contentos con nada, queridos conciudadan@s. Queremos frío en julio y calor en febrero. Vacaciones en noviembre y volver de una vez al curro a finales de agosto, que menudo aburrimiento ya. Lo queremos todo y lo queremos ya. Y sin embargo, siempre, o casi siempre, para ser justos, nos acabamos aguantando con lo que tenemos. Nos tememos la que se nos viene encima, pero vamos andando despacito hacia el chaparrón como corderos hacia el matadero. Parece que el ser humano, con el tiempo, va perdiendo la capacidad de encontrar soluciones a los pequeños dolores de cabeza de cada día, acostumbrándose a ellos en lugar de hacer algo inesperado o insospechado. Preferimos muerte a susto, y nos quejamos, pero al final nos toca aguantarnos. Y lo hacemos, como dije antes, prácticamente todos y prácticamente siempre, lo que debe ser señal de cierta pachorra inherente a nuestra naturaleza.

Yo soy el primero que tiende a acomodarse a aquellas cosas que, con un cierto esfuerzo, serían susceptibles de, por lo menos, cierta modificación, pero me da rabia ser así, y al menos aquí tengo espacio para decirlo. También es cierto que uno de los principales motivos para aguantar carros y carretas es que, hasta en nuestras costumbres más rutinarias y cotidianas, solemos arrastrar a alguien, y liarse la manta a la cabeza suele conllevar que, o bien la manta no es tuya, o bien sientes la necesidad de compartirla con alguien que se quedará sin ella si te la llevas o la conviertes en un felpudo. Pero aún así, pienso que (atención a la frase, porque es mía totalmente, no la he copiado para nada) un pequeño paso para un hombre puede ser un gran paso para la humanidad. Ahí queda eso.

Por eso, amigos, sí hace calor, hagamos algo al respecto. ¿Qué tal montarnos un pisito dentro de la nevera? ¿Venderán toldos para sujetarse en la cabeza? ¿Y si nos rellenamos la faja de bolsas de hielo? O también podemos irnos a pasar unos días donde haga más fresquito, solución menos imaginativa pero casi igual de efectiva. Y que además, me da pie para emplazaros al próximo episodio de este noticiario. Qué casualidad, ¿no?
¡Tened cuidado con la deshidratación!

Whether the weather be cold
Or whether the weather be hot
We'll weather the weather
Whatever the weather
Whether we like it or not.
Rima tradicional inglesa.

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