jueves, 2 de junio de 2011

Episodio 94: Conceptismo y culteranismo

Hola, poetas y rapsodas:
Cuando estaba en el insti, la asignatura de Literatura tenía siempre un extenso apartado dedicado al Siglo de Oro, y dentro de él se estudiaban infinidad de autores, estilos y obras. Uno de los capítulos hacía referencia a dos aspectos contrapuestos: conceptismo y culteranismo. Ambas pretendían renovar el lenguaje de la poesía clásica, pero de formas muy distintas: mientras el conceptismo se centraba en, sí, exacto, los conceptos, escogiendo con cuidado las palabras que se usaban para decir algo muy concreto que el lector debía discurrir, el culteranismo se basaba más en la forma, creando textos barrocos y abigarrados cuyo significado último era muchas veces imposible de adivinar sin un estudio muy detenido de la obra y su autor. Aclaro que escribo de memoria, así que lo mismo meto la pata en algo.

Como todas las tendencias vuelven tarde o temprano, últimamente estamos atravesando una etapa televisiva político-económico-social muy, pero que muy, culteranista. Las ideas se repiten una y otra vez sin que nadie parezca encontrar un atisbo de novedad, por lo que a periodistas y tertulianos se les ha ocurrido abrigarlos con todo tipo de gritos, insultos, chorradas, demagogia barata, desprecio por el prójimo y jaleo de las ocurrencias de los coleguis.

Tras originarse el fenómeno en shows del estilo del Sálvame de turno o en las refriegas radiofónicas entre forofos del Madrid y del Barça, los supuestos debates o espacios de análisis se han apuntado al bombardeo. Rendidos al sesgo, están cuidadosamente estudiados para gustar a su público, bien amparándose en que en este país hay libertad de expresión y cada uno puede soltar las barbaridades que le parezca, o bien simplemente, porque yo lo valgo.

En su "1984", Orwell hablaba de la neolengua, un lenguaje que se puede usar sin que pasen por el cerebro las palabras pronunciadas. Así, estamos en progreso de normalizar ideas y teorías como la de que "el terremoto de Lorca tiene un lado positivo: que se reactivará la construcción". Aunque "1984" es pura ficción, claro está. Y además, paradójicamente, su propósito era condenar los regímenes totalitarios que algunos de los intelectuales culteranistas de hoy en día acarician suavemente...

Por otra parte, sí, naturalmente, hay que hablar de algo, o sea, que conceptos, haberlos haylos. Pero no son lo importante. Se reducen a pasarse mutuamente patatas calientes de corrupción, de quién empezó a hacer las cosas mal, de quién engaña al pueblo, que, por supuesto, es tontico, y de los maravillosos argumentos acostumbrados: "¡tú mientes, yo no, yo soy bueno, tú malo, yo tengo razón, tú no, yo soy grande, tú pequeña y no puedes hacer nada para cambiar eso!". Un momento... .esto último es de Matilda, ¿no? En fin. Repetir hasta la náusea, confundir al espectador, decir medias verdades, desautorizar al otro, herir... No deja de parecerme indigno escudarse en la indignidad ajena para justificar la propia indignidad, pero quién soy yo para opinar. Y conste que la redundancia de uso de la palabra "indignidad" es un recurso estilístico, no es que no se me ocurra un sinónimo.

Como dijo ese gran filósofo de nuestra época, Forrest Gump, no tengo nada más que decir sobre esto. Salvo una cosa: es evidente que culteranistas, por decirlo de manera simpática, nos sobran. Ahora se buscan conceptistas. Gente que renueve las ideas y, sobre todo, cuide las formas. No olvidemos que, por muy buenas que sean las ideas (y entre tanto barullo alguna idea hay, tampoco nos engañemos), si se pierden las formas, se pierde el fondo.

Los partidarios del movimiento 15-M pueden haber iniciado una revolución al menos en lo que se refiere al lenguaje, por cuanto han fracasado en su primer intento de transformar la sociedad. Con una participación del 49% en unas elecciones, no hay quien transforme nada. Ahora sólo cabe esperar que los cimientos que se han puesto evolucionen y que a los profesionales de la (in)comunicación se les pegue algo. Aunque igual cobran demasiado, y, como todos sabemos, el dinero es impermeable...

Ah, pues tenía algo más que decir. Según mi libro de Literatura de B.U.P., el ejemplo más representativo del culteranismo era Góngora, y el de conceptismo, Quevedo. Así pues, se buscan Quevedos. ¿Voluntarios/as?
Sometimes I sit here
hearing voices in my head.
I try to understand,
to make some sense.
Phil Collins. Love police.

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