martes, 19 de mayo de 2009

Episodio 27: Y ahora, unos minutos para la publicidad

Hola, estimados/as consumidores/as:
Una vez que nos hemos deshecho del asqueroso anuncio del vómito, siguen llegando cosas a nuestras teles a través de la publicidad que me dejan patidifuso, atónito y ojiplático.
La crisis de las narices ha influido en los anuncios que nos regalan las teles últimamente, hasta el punto de convertirse en un producto más. Pero como eso es tema de otro episodio-boletín, lo aparcaré de momento. Lo cierto es que, como consecuencia de la propia crisis, algunos hábitos de consumo han variado, como es lógico. Y los efectos para las mentes pensantes de la creatividad y el marketing han sido, cuando menos, curiosos. Dos casos particulares:
Los telediarios de todas las cadenas han señalado más de una vez el aumento en las compras diarias de las llamadas "marcas blancas", por ser más baratas y de similar calidad a los productos de marcas asentadas. Al ahorrarse, precisamente, los costes publicitarios y estar hechos para determinados establecimientos concretos, los supermercados pueden permitirse rebajar los costes, y, por consiguiente, los precios. Pues, de manera bastante curiosa, algunas marcas de productos alimenticios bien conocidos se han apresurado a des-marcarse (¡festival del humor!) de dichos productos, asegurando que "no fabricamos para otras marcas". Es decir, que la leyenda urbana de que un yogur de marca blanca es igual que un danone no va a ser cierta. O eso dicen. Y además, un canal de televisión privado pero de cobertura nacional como Telecinco ha sacado su propio anuncio "apoyando las marcas". Igual temen que las empresas que fabrican productos de marca se arruinen y dejen paso a la dictadura de lo blanco, iniciándose así un nuevo periodo en la historia del comercio en que todos los productos sean iguales sin importar su procedencia, tipo o reputación. Una alegoría de la Humanidad, vamos.
El segundo asunto tiene tanta miga como el primero, si no más. Ahora las principales marcas de margarina han pensado que sería buena idea unirse para difundir la buena nueva: ¡amas y amos de casa y caso del mundo, cocinen con margarina! La margarina, que tan rica está untada en pan y con algo más encima, resulta que también sirve para hacer recetas de las de toda la vida. Y todos debemos aficionarnos a usarla, aunque vivamos en un país que se distingue por la producción, el consumo y la exportación de un producto de calidad (probablemente) inigualable como... el aceite de oliva.
Algo falla. O no lo han pensado del todo bien, o tienen tantos excedentes que hay que darles salida como sea. El caso es que no me acaba de parecer una estrategia muy adecuada para vender más margarina. Sobre todo mientras paralelamente se siga dando la matraca con que el aceite de oliva es fuente de salud y entre los ingredientes de la margarina figure una cosita llamada "grasas parcialmente hidrogenadas" que según algunos son casi tan saludables como inyectarte petróleo directamente en las venas.
Y mientras, las mencionadas cadenas privadas parece que van a conseguir al fin su ansiado sueño de que el ente público deje de emitir publicidad. A costa de que sus gastos los sufrague el resto del universo, por supuesto, no van a perder dinerito, que el negocio es el negocio.
Vivir para ver, amig@s. Y para comprar.
Quiero ser un bote de Colón
y salir anunciado en la televisión.
Qué satisfacción,
ser un bote de Colón...
Bote de Colón. Alaska y Dinarama.

domingo, 17 de mayo de 2009

Episodio 26: El himno

Hola, ciudadan@s del mundo:
Se ha armado un revuelo bastante impresionante a raíz de lo ocurrido el pasado miércoles en la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Athletic, cuando ambas aficiones pitaron al unísono la interpretación del himno nacional y la entrada al palco de los reyes. Mucha gente parece haberse sorprendido, ofendido y escandalizado, hasta el punto de que el asunto ha ocupado más minutos en informativos y tertulias que la tan traída y llevada crisis o la gripe A, cuyo interés parece empezar a difuminarse, para tranquilidad de los cerdos del mundo.
Más inaudito que el escándalo o que la ofensa me resulta la sorpresa que han manifestado algunos, ya que era algo más que seguro. Si hay alguien radical en términos políticos, es un hincha de fútbol. A mí me parece que más que ofensivo, la actitud de los aficionados fue de paletos. Abuchear un himno nacional o a un Jefe de Estado es de personas que no sólo son incultas y maleducadas, sino que además están orgullosas de ello. Y que además, luego se quejan cuando reciben consideraciones semejantes. Silbar a un himno que representa, para bien y para mal, a más de cuarenta millones de personas queda como algo más bien infantil al lado de otros desprecios peores y más sibilinos que se hacen amparándose en la legalidad y en la trama política que gobierna nuestro mundo. Pero ahí no voy a entrar. Al fin y al cabo un himno no deja de ser música. Y en cuanto al Rey, dudo que a él le sorprendiesen mucho los pitidos. Y, de todas maneras, le entran en el sueldo. Ya le han caricaturizado, parodiado y quemado (en foto, digo) más de una vez como para que le pille de susto el tema.
Y luego está lo de las teles. Eso me parece más preocupante. En un momento en el que a uno le gustaría pensar que la democracia es ya algo asentado en nuestra sociedad, el tratamiento del infausto momento de la pitada ha sido sonrojante por parte de unos y de otros. La 1 de TVE, pagada con nuestros impuestos, se cagó ante la pitada y emitió el himno en el descanso adulterando debidamente el sonido y las imágenes, dejando los pitos en ultimísimo lugar y sacando a un aficionado del Athletic con la mano en el pecho como si estuviera a punto de echarse a llorar de emoción. Muy, muy facha para un gobierno socialista y abiertamente republicano (aunque ya sabemos que los fachas de ahora son más republicanos que los propios republicanos, por aquello del 23-F, pero bueno). En TV3, la autonómica catalana, más de lo mismo: el himno español, más que oírse se intuía, al contrario que los silbidos de los orgullosos muchachos que promocionan el Catalonia is not Spain. Vamos, que como ciudadano votante y contribuyente exijo desde aquí que a partir de ahora la manipulación de la información por parte de los medios se haga de forma más disimulada, hombre ya.
Me da un poco de lástima que, después de treinta años de democracia, España siga siendo un país tan acomplejado en lo que se refiere a sus símbolos y sentimientos de identificación, algo que no se ve en otros países europeos, y mucho menos en otros países no europeos como los Estados Unidos, que gobiernan el cotarro en parte por su conciencia unitaria. Al fin y al cabo, yo estoy contento de ser español como lo estaría de ser checo si hubiese nacido en Praga o Brno. Por ninguna razón especial, sólo porque sí. Estos asuntos no aluden al raciocinio, sino a la víscera pura y blanda (cuanto más dura, peor). Por eso, debatir sobre cómo se tiene que sentir cada uno, si español, vasco, catalán, las tres cosas o ninguna, es una discusión futil. No esperen convencer a sus interlocutores, porque eso no se piensa, se lleva. Lo que sí se puede y se debe exigir es respeto. Cada uno, que se identifique con lo que quiera, pero que deje en paz a los demás.
A mí, sí, a mí, leéis bien, me gustaba la letra que se propuso hace un tiempo para que fuese la del himno español. Me parecía la letra perfecta para un país en el siglo XXI. Nada de ínfulas de superioridad, ni aplastar a los enemigos, ni derramamientos de sangre en nombre de la patria... Todo valores y puro raciocinio, como corresponde a una época en la que parecemos avergonzarnos de tener instintos. Sí, era yo el tipo al que le gustaba esa letra. El único, probablemente. Lo que no me gustaba era la idea. Ponerle letra a un himno sólo para que los futboleros la puedan cantar en los estadios es una banalización del símbolo de una nación. Además, emociona más el naino naino nonainonainonaino cuando lo entonan con fervor los incondicionales de la selección. Afortunadamente, se dieron cuenta los sabios encargados de la brillante ocurrencia.
España, amig@s, no necesita una letra para su himno. Necesita empezar a quererse.


¡Viva España!
Cantemos todos juntos
con distinta voz
y un solo corazón

Ama a la Patria
pues sabe abrazar,
bajo su cielo azul,
pueblos en libertad

¡Viva España!
desde los verdes valles
al inmenso mar,
un himno de hermandad

Gloria a los hijos
que a la Historia dan
justicia y grandeza
democracia y paz

Esta es la letra del himno que no fue, escrita por Paulino Cubero.

martes, 12 de mayo de 2009

Episodio 25: Empieza por mi y acaba por da, ¿qué es?

Hola:
Llevo unos días de cabreo y frustración continuos. Me cabrea estar continuamente frustrado y me frustra estar continuamente cabreado. Y encima se ha muerto Antonio Vega. Hay que joderse.

sábado, 2 de mayo de 2009

Episodio 24: Cines gore

Hola, querid@s e incaut@s espectadores:
Hace unos días fui al cine a ver La sombra del poder (State of play), con Russell Crowe y Ben Affleck entre otros. Un avezado periodista investiga un asesinato relacionado con un político amigo suyo con cuya esposa tuvo un rollete en su juventud. Tiene buenos actores, intriga y un final insospechado, aunque algunas partes suenan a vistas en otras películas similares. ¿Os ha gustado el resumen? ¿Iríais a verla? Bien sea vuestra respuesta sí o no, al menos no creo haberos fastidiado su disfrute si algún día la veis.
Esta introducción viene a cuento porque, justo antes de verla, a mí me reventaron en el cine dos películas, dos. Y, a diferencia de los encargados de los dos maravillosos trailers que me endiñaron, yo os aviso que si pensáis verlas, tened mucho cuidadito con lo que vais a leer a continuación.
La primera se llama Nunca es tarde para enamorarse, Last chance Harvey en el original. Es de Dustin Hoffman y Emma Thompson, lo cual ya sería susceptible de rascarse el bolsillo. Hasta que uno ve el trailer. Allá va la primera sangría: un estadounidense va a Londres a la boda de su hija. En el aeropuerto le dicen que lleva demasiado equipaje y no puede embarcar, así que se va con lo puesto. En cuanto llega, la primera llamada a su móvil es de su jefe, que sí, que le despide. Por fin, consigue ver a su hija, que le suelta que prefiere que sea su padrastro el que la entregue en matrimonio. Cabreado, se va a un bar y conoce a una mujer. Tras unas reticencias, la invita a una copa y a cenar. Se hacen tilín. Se van a pasear y, hablando de esto y de lo otro, ella le convence de que vaya a la boda, y él le pide que la acompañe. Tras más reticencias, van a comprarse un modelito y acuden al evento. Allí, él se reconcilia con su hija, lágrimas mediante. Al final, él le pide a ella que vuelvan a verse mañana... ¿Y qué sucederá? Pues eso es lo único que no cuenta el trailer. Así que a lo mejor, si no tengo otra cosa que hacer, miro la hora a la que la ponen y me paso a ver los últimos quince minutos, que es aproximadamente lo que no sale en el trailer.
Segunda sangría, y esta aún más dolorosa para mí, porque tenía ganas de verla: Enemigos públicos (Public enemies), la vida del gangster John Dillinger protagonizada por Johnny Depp, Christian Bale y Marion Cotillard. Un atracador de bancos se hace famoso entre la población, que le toma por una especie de Robin Hood o un moderno antiglobalización. Un meticuloso agente de policía juega con él al gato y al ratón mientras el gangster sigue cometiendo sus tropelías, hasta que le pilla y le enchirona. Le condenan a muerte por matar policías, pero claro, él es muy listo y se escapa. Conoce a una chica muy mona a la que le suelta sin reparos que se dedica a apropiarse de lo ajeno y ella, como le va la marcha, decide huir con él. ¿Le atrapará la policía? ¿Desaparecerá convirtiéndose en una leyenda? Otra vez el último cuarto de hora de la peli es lo que nos falta por dilucidar. Y eso contando con que hayan cambiado el final real, porque recordemos que Dillinger existió, y podríamos tirar de wikipedia y ahorrarnos incluso el desenlace...
Trailers demasiado largos y demasiado concisos que nos destripan (de ahí el título del episodio de hoy, damas y caballeros) películas que aún no se han estrenado. Tal vez esperan que en el tiempo que queda hasta que lleguen, se nos haya olvidado que nos contaron el argumento al completo. O que , con la crisis y el precio al que se están poniendo las entradas, no va a ir nadie a verlas y da igual que se sepan todos los detalles. Sea como fuere, resulta absurdo, ya que existen los llamados teasers, mucho más cortos y que insinuan más de lo que enseñan, como las películas eróticas...
Aprovechando mi poder e influencia, desde aquí conmino a los cines a que dejen de tomar al público por tonto pensando que si no se lo enseñan todo no van a acudir a la sala, porque les va a costar la furia de la clientela y su consiguiente pérdida de interés.
He dicho.

Don't speak
I know just what you're saying
So please stop explaining
Don't tell me cause it hurts...

Don't speak. No doubt.