viernes, 22 de abril de 2011

Episodio 91: Nos hundimos

Hola, corazones, rotos o no:
Aquí se supone que tocaría el primer episodio de la tercera temporada de vuestra serie favorita con su correspondiente recopilatorio y tal, pero... estoy de bajón. Llevo varios días dudando si hablar de esto aquí , y hasta he pensado en abrirme un blog paralelo para los días de miseria personal como el que ya tuve hace tiempo. Pero claro, luego he pensado que si me abrí este fue ni más ni menos que para contar mis mierdas al que las quiera leer, así que vomitaré aquí, si no os importa. Regalo impermeable con la compra de este episodio, no os preocupéis. Ah, no, si esto es gratis...

No puedo poneros anestesia, porque si la tuviera la usaría para mí, pero tampoco me voy a extender. Es el mismo cuento de siempre. Los fantasmas del pasado han vuelto, siguen ahí, jugando al poker con mis miedos al futuro. Y juegan mejor que yo. Ni  (me) olvido ni (me) perdono. Y aunque se supone que debería haber pasado página hace tiempo, no lo he hecho ni sé cómo hacerlo. Sí, podría esforzarme para hacerlo sabiendo que me dolería, pero no sé si tengo fuerzas y, lo que es peor, no sé si tengo ganas. El ambiente tampoco es que ayude estos días, con mi madre en pleno duelo/depresión. Y yo, descartado una vez más buscarme un psicólogo que me cobre por decirme que me esfuerce por cerrar heridas aunque me duela, no sé a quién recurrir. En mi defensa, varias de las personas en cuyos metafóricos hombros he llorado han ido y no les ha servido de mucho. Tampoco quiero dar el coñazo a gente que tiene su vida, ni deprimir a nadie, ni que me llamen mártir ni que me manden a un psicólogo. Así que, una vez más, a aguantar el tirón. Igual es que me gusta. Ya no sé qué pensar.

Lo que siento es una mezcla de mis mejores virtudes, esas que todos admiráis: frustración, miedo, rabia, tedio y la gran estrella del equipo: arrepentimiento. Por qué coño habré cometido tantos errores. No lo sé, no lo sabré nunca y tampoco puedo rebobinar el tiempo, pero, por muy absurdo que sea, me sigo arrepintiendo de cosas en las que ya no debería pensar. Sigue con tu vida, avanza, camina. Pero tampoco tengo claro hacia dónde. Entre las puertas que me cierro yo solo y las que me cierra la puta crisis, de momento parece que voy apañado.

Lo cierto es que me siento más o menos como cuando tenía 16 años y estaba en el instituto. Perdido, confuso, un tanto solo y no muy optimista sobre mi persona. Con una diferencia: cuando tenía 16 años podía permitirme el lujo de espantar a los fantasmas diciéndome que tenía tiempo de sobra para arreglar las cosas. Pero ahora me siento viejo. Siento que el tiempo se me acaba para que ocurra algo realmente bueno en mi vida. Así que un pasito patrás, María. Lo único que se me ocurre hacer en días tan tontos como hoy, grises, tan festivos que no hay dónde ir ni a quién ver, es lamentarme, y luego cabrearme conmigo mismo por lamentarme. Y eso no es lo que debería estar haciendo, lo sé, tan tonto no soy. Ojalá lo fuera. O bien, en una gratuita muestra de incoherencia personal, hasta podría acabar buscándome un psicólogo. Ninguna de las opciones me gusta. Me hacen sentirme débil. Casi tanto como liarme a llorar a destiempo.


No sé. Mañana es un nuevo día. A ver si pasa pronto lo que queda de hoy. Aunque claro, queda la noche, con su correspondiente amenaza de insomnio, que me agria el carácter (más). Algo que no necesito ni yo, ni mi madre ni el gato. Igual si tengo que empezar a tomarme en serio eso de cambiar mi vida para bien debería empezar dulcificando un tanto mi mala leche. O puedo dar muestras de utoindulgencia y echarle la culpa a la genética.

Aquí es donde viene el final ingenioso y tal, pero no se me ocurre nada, así que... ya nos veremos.
My little empire
I'm sick of being sick
My little empire
I'm tired of being tired
My little empire
I'm bored of being bored
My little empire
I'm happy being sad
Manic Street Preachers. My little empire.

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