viernes, 28 de enero de 2011

Episodio 83: El ying y el yang, próximamente

Hola, budistas y budistos:
Todo el mundo tiene un lado oscuro, según parece. Excepto yo, que tengo un lado claro. Y lo que está claro (como mi lado) es que todos tenemos días buenos y días malos, y tanto para unos como para otros, necesitamos compañía en el viaje. Yo, que soy un tanto cerrado, he elegido la música como compañera para liberar euforia o mala leche, según el momento. No se me da bien abrir mi corazón y tal. Sí, soy un niño malo, lo siento.

Hace poco he leído en la revista Rolling Stone un reportaje dedicado a la playlist (o sea, lista de canciones) ideal para una serie de glorias de la música. Huelga decir que no conocía ni el 25% de las canciones, a pesar de que alguna de las listas estaba íntegramente dedicada a los Beatles, por ejemplo. Es que a las glorias de la música les gustan las canciones raras... Después, leí en Cosas que contar, blog que recomiendo encarecidamente desde aquí (http://www.cosasquecontar.com/) la lista de los 15 mejores discos de esta década que se nos ha ido para uno de los ínclitos autores del mismo. Huelga decir que no había oído hablar de ninguno de los cantantes/grupos que en dicha lista se mencionan. Miento, había oído en algún sitio recomendar al grupo islandés Sigur Rös. Y ya.

El caso es que, como yo, culo veo, culo quiero, he decidido publicar aquí mi propia lista de canciones. Dos, para ser exactos. Una lista de canciones para momentos de mal rollo y otra para momentos de buen rollo. Mi ying y yang particulares, vamos, aunque no sé cuál es cuál exactamente. Pero eso no va a ser hoy, así que tendréis que seguir atentos/as a esta serie.
Anda, que os va a gustar...
Ah, como esto no es más que un cebo, y como además la cosa va de música, hoy no pongo canción. Yo soy así...

martes, 18 de enero de 2011

Episodio 82: Dinero con tostadas

Hola, empresarios de la vida:
Hace poco he visto la película sudafricana Tsotsi, ganadora del Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa en 2005. Es una película cruda y realista, con todo lo bueno y lo malo que tienen las películas crudas y realistas. Por un lado, te toca, te cala la visión de la pobreza y la crueldad en la que viven muchas personas en el mundo; por otro, tras años viendo películas crudas y realistas tiene uno la sensación de que todas las historias crudas y realistas son, en realidad, la misma, y tras años viendo telediarios asiduamente, cada vez tiene uno la piel más dura. Después de verla me apresuré a buscar qué ha hecho últimamente su director, Gavin Hood, y cuál fue mi sorpresa al comprobar que es el director de... Lobezno. Inmediatamente (atención, aquí es donde me sobro), vi paralelismos en la oscuridad de sus escenas y la abundancia de conversaciones tête à tête de ambas, y luego, un aterrardor pensamiento me vino a la cabeza: "otro al que han comprado".

Hollywood y su maquinaria engrasada con dólares ha vuelto a darle un buen puñado de pasta a un director de corte independiente y más artístico que comercial para que haga uno de sus productos palomiteros, en un intento de aportarle al mismo tiempo calidad y prestigio. Dice un refrán (y una canción de Los burros) que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana. El equivalente aquí sería "cuando el gran presupuesto entra a espuertas, la inspiración se escapa por la taquilla". Vaya por delante que Lobezno me parece una película entretenida y no salí avergonzado del cine tras pagar por verla, pero a mi yo snob le da cierta cosa que algunos cineastas se presten a hacer ciertas películas. También ignoro si el sueño de Hood era que la ciudad del oropel le mandase una invitación y un cheque en blanco para cambiar de tercio, y, en cualquier caso, me parece legítimo que cualquier director se dedique a hacer las películas que mejor le paguen o las que le dé la gana.

Al menos, mientras dichas pelis tengan cierta sustancia, cierta alma. Ha habido ilustres directores que han dado el salto a la meca del cine y se la han pegado por diversas razones: o bien sus pelis hollywoodienses no dieron la talla o bien ellos mismos se sintieron mal haciendo lo que la industria les exigía en lugar de lo que les pedía el cuerpo. Ejemplos: la versión de Psicosis de Gus van Sant, Los crímenes de Oxford de Álex de la Iglesia o Farenheit 451 de Truffaut. Les faltaba chicha, no se reconocía a sus autores, aburrían a las ovejas... no acabaron de encajar, en fin. Como en todo lo demás, encontrar un equilibrio es complicado, y supongo que es labor de ambas partes, director talentoso y productor adinerado, llegar a un punto en el que ambos se sientan satisfechos. Cuando eso no ocurre, el público tampoco suele apostar muy fuerte por la película en cuestión, tanto si se trata de una audiencia poco exquisita que busca entretenerse como si tiene el morro más afilado y le va la profundidad.

En el film Ejecución inminente, uno de los mejores de Clint Eastwood en mi molestísima opinión, aparece un mendigo que no deja de dar la tabarra a los viandantes: "Dame dinero con tostadas, tío, tú tienes dinero con tostadas...". Me parece una buena metáfora para el caso. Hollywood sería, naturalmente, el dinero, y el director en cuestión aportaría las tostadas. Y lo importante, no nos engañemos, lo que alimenta al fin y al cabo, no es el dinero, sino las tostadas. Que se lo digan al Walter Salles de Estación central de Brasil que ha acabado haciendo la versión yanqui de Dark water o al Wolfgang Petersen de El submarino cuando se metió en el fregao de hacer Poseidón. El último caso conocido es el del muy apreciado por la crítica Michel Gondry, que se ha apresurado a admitir que The Green Hornet no es exactamente el tipo de obra que le suele gustar hacer. Pero ahí está...

Por su puesto, el tema no es exclusivo de directores. También los actores, si cabe con mayor asiduidad, pican. Y si no, ¿qué hacía John Malkovich interpretando al villano de Johnny English? Y si nos salimos del mundo del espectáculo, se puede aplicar de la misma forma. Para no extenderme: que las cosas no se hacen solo por dinero, vamos, que hay que darles un poco de arte. Y si nos ponemos a hablar de los políticos... no, mejor no, que me conozco.
Me voy, que me ha entrado hambre y no sé si comerme un bocadillo o ir a ver X-men*.

She's never gonna be like the one before

She read it in her stars that there's something more
No matter what it takes and even though she breaks
She'll be the Queen of Hollywood.
The Corrs. Queen of Hollywood.

*Por supuesto la peli escogida no es inocente. Bryan Singer triunfó con la maravillosa Sospechosos habituales y luego dio la talla con esta adaptación de Marvel y su secuela. Justo después, la cagó con la de Superman...

sábado, 8 de enero de 2011

Episodio 81: La madre que la parió

Hola, espectadores como yo:
El pasado día de los inocentes llegó a su fin la emisión del canal CNN+, que dejó su espacio a una nueva cadena dedicada a Gran Hermano las 24 horas del día. Asuntos económicos aparte (fusión Telecinco-Cuatro, paulatino desmoronamiento de PRISA, rentabilidad publicitaria, etc.), el mensaje que nos queda es la sustitución de una cadena de noticias por una de pelo-grasiento-con-caspa-seborreica, y otra maniobra desesperada por lograr audiencia en los "otros" canales de la TDT.

Cuando esta nueva forma de ver la televisión estaba aún en ciernes, no se escatimaron mensajes de  buen rollo sobre la calidad de imagen y sonido, la enorme cantidad y variedad de canales gratuitos que todos podríamos disfrutar y cómo iba a haber contenidos mejores y para todos los gustos. Y, de hecho, durante el tiempo en que la señal digital y la analógica convivieron, parecía que iba a ser así. Varios años después, con todos antenizados, el cuento ha cambiado, cómo no.

Un panorama casi idílico de canales con profusión de documentales (la primera Veo TV), música (Fly Music) e incluso redifusión de programas míticos de TVE (TVE Nostalgía) junto a los canales ya conocidos se fue transformando en un batiburrillo de canales políticos, otros rebotados de la televisión por satélite (un Disney Channel que nos trajo a Hannah Montana y los Jonas Brothers, jamás sabremos cómo agradecerlo...) e infinidad de emisiones repetidas de otras repeticiones. Quién nos iba a decir que un día podríamos encadenar los vejos episodios de El príncipe de Bel Air con los de Cosas de casa, Padres forzosos, Los problemas crecen y Los Simpson, todo ello sin tener que apagar nuestro receptor... Al menos, es cierto, tenemos la suerte de ver joyas como Vaya semanita sin tener que acudir a Youtube.

Eso sí, qué bien se ve, ¿no? Al menos hasta que llueve o sopla el viento fuerte y la pantalla se ennegrece para dar lugar al bonito letrero  "Sin señal de antena". O mejor aún, la pantalla pixela y cada cambio de plano es como un pase de diapositivas distorsionado. La señal analógica no se veía ni se oía tan maravillosamente, pero, incluso si la recepción de un canal era mala, aún te enterabas de algo. Ahora, como el bicho diga que no, se puede dar el programa por perdido.

Sobre la variedad de contenidos gratuitos casi es mejor no hablar, pero lo haré, por quedarme a gusto y porque para eso escribo este blog: ya tengo sintonizados en mi tele cuatro canales codificados y tres canales de teletienda, y eso porque uno ha desaparecido... La amplísima diversidad de programación nos permite ver en un canal el programa o película que justo el día de antes han emitido en "el canal madre", y también nos permite ver el mismo anuncio simultáneamente hasta en cuatro canales diferentes, verbigracia, para que nadie me acuse de tirar la piedra y esconder la mano: Antena 3, Neox, Nova y Veo7. Supongo que también en Nitro, pero no lo sé porque a mi antena aún no llega su señal, como la de Marca TV (qué gran placer tener que tragarme el Mundobasket en una tele de 3', y gracias a que tiene antena propia) y la de La Sexta 2 y 3. La MTV sí que se ve, pero yo creo que funciona mal también, porque la última vez que la vi, en los 90, ponían vídeos musicales...

Pero aún así, yo estoy tranquilo, porque veo los amenísimos debates de Intereconomía, la reposición en Neox de los episodios de Dos hombres y medio que ya vi el año pasado en la 2 y Gran Hermano en tres canales diferentes. Ah, y puedo escuchar la radio en la tele, algo que jamás soñé. Y que jamás me ha apetecido, por otra parte. Para escuchar la radio ya tengo el móvil, el mp3... y la radio.

Que no, que no me gusta la TDT. Y no es que tenga nada en contra de la variedad de canales gratuitos con contenidos para todos los públicos. Es que a esta TDT ya no la conoce ni la madre que la parió.

Ay, cómo hemos cambiado, qué lejos ha quedado aquella amistad...
Cómo hemos cambiado. Presuntos implicados.