miércoles, 23 de junio de 2010

Episodio 67: Cerca

Saludos cordiales y breves:
He aquí otra de mis joyas literarias, que, como es costumbre, no ha sido premiada, en esta ocasión en el IV concurso de relatos breves de Cercanías de RENFE. Así que, para tenerlo solo y desamparado en el disco duro, prefiero ponéroslo aquí para el disfrute de niños y mayores. Enjoy.

Cerca. Dice que se va a vivir cerca, aquí al lado. Que en tren no se tarda nada. Y ahora, cada vez que quiera verle, tendré que subirme a este trasto. Bueno, al menos es cómodo… Va a ser lo mismo, dice. No, no va a ser igual. Nos distanciaremos, nos alejaremos. Después de tanto tiempo… Creo que nunca había visto este lado de la ciudad. No está mal. Podría acostumbrarme. Él se acostumbrará, y me olvidará… ¡Menudo parque! ¡Y menudo cambio de vida! No le culpo… ¿Ya? ¿Hemos llegado? Ah, pues no está tan lejos como pensaba…

martes, 15 de junio de 2010

Episodio 66: Los paraísos artificiales

Buenas tardes desde el planeta Tierra.

Digámoslo claro: hemos perdido el paraíso. Y no, esto no es un rollo religioso ni voy a intentar que us unáis a mi secta, aunque se admiten donativos. Me refiero a un paraíso muy terrenal formado por la idílica conjunción de todas las criaturas de un planeta con una riqueza inabarcable y una variedad de recursos casi ilimitada, y que se ha estrellado directamente contra las cuotas de producción, los índices bursátiles, las encuestas de opinión y la madre que los parió a todos: la codicia humana.
Cuando la economía entró por la puerta, la utopía saltó por la ventana, y aquí y ahora cada uno hace la guerra por su cuenta y se fabrica su propio edén hecho a medida, cuando quiere y porque quiere, que ya vale todo. La posibilidad de vivir en una multitudinaria comuna hippie autoabastecida, en armonía con la naturaleza y en la que no haya guerras, malos rollos ni peleas por el mando (a distancia o el otro) queda para los que se lo puedan permitir. Ahora todo el mundo está agobiado y estresado, jodido pero no siempre contento, hipertenso y sobrealimentado, y como, aunque los superintelectuales, pensadores y tertulianos varios piensen que sí, la gente no es tonta y le gusta pasarlo bien , el que más y el que menos se busca sus drogas, alcoholes, sexos, juegos y adicciones varias que le transporten a su propio paraíso un ratito, aunque sea a costa de devolverle luego a la realidad con las mismas frustraciones y miserias esperándole y algo menos de pasta en el bolsillo.
Pero por más que, sí, el ser humano del siglo XXI sea, en esencia, un individuo anónimo devorado por la sociedad, es también un animal social, y también huye en grupo. Y para eso no hay nada mejor que internet. Redes sociales que crean la ilusión de que tienes un millón de amigos, como el cantante, tiendas online donde te puedes gastar el sueldo sin siquiera enterarte hasta que desde el mundo real te llega el extracto de la tarjeta, y foros con temática para todos los gustos, donde poder conversar en la más absoluta paz y libertad. Mientras no se toquen los temas prohibidos, naturalmente: religión, sexo, política... lo que coloquialmente podríamos denominar lo chungo. Entrar en materias graves supone, como en Los Simpson, golpe de remo. Y es que el paraíso no es lugar para temas serios. Eso se queda para el osado que se atreva a dar un paso más allá e intentar que su paraíso privado cobre vida, y corra el riesgo de que, como le pasó a Pinocho, lo que parece perfecto desde fuera, deje de serlo cuando uno está dentro.
¿Y qué hacemos ante esta lucha paraíso artificial-auténtica imperfección? Ante todo, no dejarnos atrapar por ninguno de los dos contendientes, que pueden ser igual de oscuros. La vida es demasiado corta para perderla ocupados rellenando formularios, enfadados con aquellos que sabemos que queremos y nos quieren, haciendo lo que se supone que tenemos que hacer a pesar de que se nos ha olvidado por qué, y sin tiempo para levantar la cara y mirar el azul del cielo o dejar que la lluvia nos empape la cara. Y también des demasiado corta para pasarla metido en la habitación jugando con la play aterrorizado de lo que hay fuera, como ciertos adolescentes japoneses, o correteando por el campo oliendo las florecillas, que dentro suele haber insectos con muy mala baba (igual que en la calle). Pasar la vida entera colgado de lo que sea no es una opción ni en el caso de que uno pueda tirar de tarjeta oro, ahora que ya sabemos que los ricos también lloran.
Hemos perdido el paraíso, y lo hemos reemplazado por pequeños paraísos artificiales que duran lo que dura una sonrisa, un orgasmo o una copa de vino. Así es la vida, pero es la única que tenemos, salvo que alguien demuestre lo contrario, así que, simplemente, recordad: hay tiempo para todo. Y no se os olvide respirar, que es bueno y gratis.
This could be heaven for everyone
This world could be fed, this world can be fun
This could be heaven for everyone
This world could be free, this world can be one

Heaven for everyone. Queen.

miércoles, 2 de junio de 2010

Episodio 65: No héroe

Hola, caballeros en apuros y damiselas con capa y espada:
El heroísmo, como todo en estos días, está en crisis. Tradicionalmente, los héroes, aquellas personas que luchaban por una causa mayor sin pensar en sí mismas, hasta el punto de que muchas veces se dejaban la piel en el intento, eran glorificados, elogiados y homenajeados hasta decir basta. Se erigían estatuas en su honor y se les dedicaban días en el calendario. Se escribían libros que después se convertían en películas, y los abuelos transmitían sus hazañas a los padres, que a su vez lo hacía a los hijos antes de dormir. San Jorge, Hércules, Robin Hood, son hoy figuras legendarias cuya procedencia poco importa, pues son figuras universales y como tales han pasado a la historia.
Como todo cansa y, al mismo tiempo, todo evoluciona, del héroe se pasó a la figura del antihéroe, excelencia de la posmodernidad, según la cual no hay victoria al final del cuento, sino derrota, y el protagonista, de moral férrea y cuerpo y alma golpeados una y otra vez por la vida, sobrelleva con dignidad su fracaso, esperando con resignación la oportunidad para trocarlo en victoria ante aquellos que han escrito su negra historia o, simplemente, le ignoran al verlo pasar. Una cierta idea romántica del ser humano perdedor ha revestido esta figura y la ha hecho popular para escritores malditos, cantautores y cineastas independientes, artistas poco conocidos para las masas por separado, pero todos juntos forman una legión que ha proporcionado al antihéroe de infausto destino, por fin, su redención ante el mundo.
Y entonces llegó el siglo XXI. Pasó 1984 sin que el Gran Hermano nos vigilase y 2001 sin odisea espacial alguna, y héroes y antihéroes cayeron en el olvido. Para sustituirles, sin embargo, ha aparecido un nuevo personaje, al que me permito bautizar como No Héroe. El No héroe carece de armadura, de melena rubia al viento y, desde luego, no va a pasar a la historia por sus hechos, o al menos, por los buenos. Ejemplo: hace apenas una semana, un cerrajero de Valencia salvó a dos niños de morir asfixiados por el humo de un incendio en su propia casa, mientras él trabajaba dos pisos más abajo. El tema se trató de manera anecdótica en los telediarios, y las declaraciones del improvisado salvador fueron que al día siguiente tendría que regresar a acabar el trabajo que se había dejado a medias. Poco épico, sí, pero todos estamos expuestos a ser No héroes en cualquier momento de nuestra vida, así que, al menos, podremos contar una buena historia a quien quiera escucharla, aún a sabiendas de que es probable que ésta muera con nosotros .
Una aclaración: una de las caracterísiticas fundamentales del héroe es su involuntariedad, o, si se quiere, su inconsciencia. Un héroe no hace lo que hace para lograr fama y gloria, sino que estas le son otorgadas por el pueblo agracecido. Eso explica por qué el cerrajero de Valencia no se va a convertir en un héroe en la actualidad. Ahora lo que mola es aparecer en los medios por cualquier cosa, aunque sea por nada; que hablen de uno, aunque sea bien. En este panorama, un héroe-héroe, a la antigua usanza, no tiene cabida. Y cuando la tiene es de forma triste y decepcionante, como aquel profesor que llenó el pensamiento y la boca de todo un país al arriesgar su vida para salvar a una mujer que estaba siendo maltratada por un energúmeno y, tras superar, de forma admirable, sus numerosas secuelas físicas, se dedicó a pasearse por platós y a participar en tertulias políticas de calado cuando menos oloroso, para acabar con la publicación de un libro, no relatando su heróica epopeya, sino poniendo en solfa un régimen democrático, cutre, pero democrático, y no dejando títere con cabeza entre las figuras políticas. Todo un No héroe, está claro. Hizo algo impresionante, y luego lo estropeó comportándose como una persona. Hay que ver...
And they say that a hero can save us.
I'm not gonna stand here and wait.
I'll hold on to the wings of the eagles.
Watch as we all fly away.

Chad Kroeger y Josey Scott. Hero.