Estoy más que harto de pasarme la vida quejándome de esta sociedad ultrasaturada de todo de la que formo parte, y, para que no se diga, en lugar de seguir doliéndome sobre la corrupción y demás taras político-prensiles, me he decidido a proponer soluciones. En primer lugar, omito un capítulo que tenía medio preparado sobre más cabreos varios, aunque sospecho que acabará emitiéndose cuando no se me ocurra otra cosa. Pero de momento inicio aquí una trilogía de episodios en los que iré explicando los que para mí son tres requisitos fundamentales de una sociedad sana, que no perfecta, ya que eso no existe. Dichos requisitos son el humor, la normalidad y la ceguera, y cada uno tendrá su correspondiente tratamiento en su tiempo y lugar. O sea, cuando se me ocurra cómo explicar este embolado mental de manera mínimamente inteligente e inteligible.
Empiezo con el humor, del que ya hablé en el episodio 47, por empezar con alguno, que no tienen orden necesario, y empiezo por ahí porque estos últimos días, gracias a la TDT (no se lo digáis a nadie) tengo un cierto regustillo agradable en la boca gracias a la emisión de episodios nunca vistos (por mí) del programa de la ETB "Vaya semanita" en La 7. La capacidad de hacer humor sin dejar títere con cabeza y al mismo tiempo sin una clara vocación de agresión formal o conceptual me da muchísima envidia y creo que sería un ejercicio sano a aplicar por parte de los sectores más cabreados del país.
La crítica muy mordaz y socarrona de "Vaya semanita" recuerda bien a algún otro programa que ha tenido la misma intención de reírse de todo y de todos sin servilismos ni tabúes, pero con la suficiente delicadeza como para no liarla parda. Los guiñoles de Canal+ o incluso la primera etapa del Caiga quien caiga de Wyoming en Telecinco tenían ese mismo aura de cachondearse de todo lo que va mal sin necesidad de dejar recaditos a nadie. Aura del que carecen otros programas antiguos y actuales del estilo de "Este país necesita un repaso", "El intermedio" o "Los clones", muy pagados de sus respectivas ideologías y con formas cada vez más incendiarias.
Si es cierto que la caridad bien entendida empieza por uno mismo, no lo es menos el humor bien entendido, y en "Vaya semanita" arremeten contra todos los estereotipos vascos sin complejos para, a continuación, repasar a gusto a políticos nacionalistas y españolistas, a la izquierda abertzale en sus múltiples formas e incluso a ETA. Se permiten hacer gags sobre absolutamente todo (como debe ser) pero sin darse ínfulas de superioridad moral o intelectual (como debe ser), algo que hace falta en esta España nerviosa y que sólo sabe seguir riéndose de los problemas y las miserias a pie de calle.
Supongo que "Vaya semanita" tendrá una buena audiencia, porque lleva ya unos cuantos años en antena, y como en la tele lo que importa es eso, propongo que alguna mente productiva desarrolle un programa similar englobando a la sociedad y personalidades españolas, ya que la adaptación que hizo Telecinco hace algunos años, "Agitación +iva" no funcionó porque se quedaba corta de mala leche y se limitaba a reproducir sketches facilones y chistes viejos. En un ataque de originalidad masiva, se me ocurre que el espacio se podría llamar "Menudo país", y me parece que un espacio así sería, siempre que seamos capaces de mirarnos en un espejo distorsionado, higiénico y terapéutico, y hasta más efectivo que algunas medidas gubernamentales...
Los vídeos de "Vaya semanita" son los reyes de Youtube, así que os dejo con uno de los mejores de su historia, siempre en mi molestísima opinión...